13.2.09

DIÀLEGS DE CORTESANS. Un goig sense alegria


MARQUÈS. ¿Qué tal va todo, José?

PEP. Astoy baldado, sañor marqués. ¡Baldado!

MARQUÈS. ¿Y eso?

PEP. Por la noche he tanido una pasadilla que no se la daseo ni a mi paort anamigo. ¡Imagínese lo que es astart años y años palayando para que al final se te vaya todo en orrios!

MARQUÈS. Estas cosas nos suceden a todos.

PEP. Sí, pero yo he partido peras con el papa.

MARQUÈS. Se trata de un mero sueño, hombre. La cuestión es que con tu padre te llevas bien, ¿no?

PEP. Me rafiero al papa de Roma.

MARQUÈS. Caramba. ¿Y qué tienes tú que ver con tan alto dignatario?

PEP. ¿Que qué tengo que vert? Ahora nada, pero en el sueño no me movía de su costado. Y de golpe y porraso, plaf, hemos rañido por un quítame allá esas pajas.

MARQUÈS. No es motivo para que te preocupes tanto.

PEP. Es que me va el futuro profasional.

MARQUÈS. No entiendo nada.

PEP. Mire, se lo asplico. El lunes pasado, el Bustos me llamó a su daspacho para praguntarme si ya sabía que habíamos antrado en rasasión. Cuando te disen esto es por alguna cosa, ¿no le parese?

MARQUÈS. Pues claro.

PEP. La cosa es que yo trabajo aquí a la Diputasión con el mismo sueldo, si hase o no hase, que cuando era arcalde. Pero el contracto que me hisieron es de cuatro años.

MARQUÈS. ¿No decías que tu puesto era prácticamente inamovible?

PEP. Sí, pero ha vanido la crisis y ahora quieren prasindir de gastos suntuarios. De manera que me dijo que me pansara una. Yo, como ustet puede comprandert, me cadé aplatanado.

MARQUÈS. No es para menos.

PEP. Toda la sammana he astado rumiando qué salidas tanía por dalante. Y, con la obsasión, esta noche he tanido un sueño horribble.

MARQUÈS. No me dirás que te has suicidado.

PEP. He soñado que iba a vert una andavina para que me hasiera el pranóstigo del marcado de trabajo y me ha dicho que la que astaba viento en popa era la carrera acclasiástica.

MARQUÈS. Claro, con la escasez de vocaciones...

PEP. Y ya me tiene matriculándome al colegio cardanalisio.

MARQUÈS. ¿Dónde?

PEP. Al colegio cardanalisio.

MARQUÈS. Vaya ocurrencias.

PEP. Pues ¿qué caría, que me inscribiese a la clase de párvulos? ¡Es que yo pratandía ser cardanal camarlengo!

MARQUÈS. ¡Anda ya! ¿Tú sabes lo que es eso?

PEP. No, pero significaba un futuro promatadort.

MARQUÈS. ¿No ves que tú estás casado?

PEP. En el sueño mi asposa no salía para nada. Bueno, pues hago mis astudios, que me han costado venteicuatro años de asfuerso, y al final hago oposisiones para antrart a la curia vaticana.

MARQUÈS. Y las ganas, claro.

PEP. Y las gano. Ya me tiene de cardanal. Pero ahora llega lo bueno: ustet sabe que los cardanales tienen su séquito.

MARQUÈS. Naturalmente.

PEP. Para pajes míos alijo mis compañeros de partido a Sammanat, y aquí no hay ningún pobblema. Pero, asclaro, como que yo no puedo abjurar de mis ideas de igualdat de génaro, hago vanir también mis compañeras de partido en calidat de pajas.

MARQUÈS. ¿Qué?

PEP. El Vaticano ha tanido la misma reacsión que ustet.

MARQUÈS. Tú dirás.

PEP. Ah racristina, cuando el papa se antera que me rodeo de pajas, me daclara hareje y sismático.

MARQUÈS. ¿Y entonces?

PEP. Sí, mire, me tengo de rafugiart a can Mas y allí monto mi palasio apiscopal.

MARQUÈS. ¿Y de qué vives?

PEP. De primeras comaniones y algún casamiento, hasiendo la compatensia a la parroquia. Prasisamente un sagundo antes de daspartarme suena el taléfano, yo lo cojo y siento que me disen: “Fray Gaudensio, fray Gaudensio, ¿duerme ustet, duerme ustet?” ¡Macáchum dena: todo el goso en un poso!

MARQUÈS. Así es la vida, José.

PEP. Y ahora, vueve a buscar trabajo.

MARQUÈS. Ya vendrán tiempos mejores.

PEP. Lo dudo, sañor marqués.

MARQUÈS. No desesperes, hombre.

PEP. Tandré de ansandert un sirio a san Antonio.