23.12.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Els Pastorets


MARQUÈS. José, eres ilocalizable.

PEP. Bueno, es que estos días, con los ansayos, ha habido mucho ajatreyo. Es que mañana raprasantamos, ¿eh?

MARQUÈS. Ya me lo figuro. ¿Lo tenéis todo listo?

PEP. Todo.

MARQUÈS. No me has contado todavía el argumento.

PEP. Es muy sansillo. Ampiesa que se siente un rapique que avisa para la misa del gallo y va sonando esta cansión: “Campana sobre campana, y sobre campana una. Asómate a la vantana y varás el Niño a la cuina. Balén, campanas de Balén, los anjalitos cantan: ¿Qué hay para comert?” La obra, ¿sabe?, astá anfocada de cara a la manduca. Ah, porque una cosa que no le había dicho: cuando me raincorporé al trabajo vine aquí con el guion fotocopiado y lo rapartí entre el parsonal del dapartamento. Yo ya actué con un poco de murriaría. Cada uno se fue adjudicando un papel, pero rasultó que el de niño Jasús se cadó sin pratandiente. Y al final, con aire de dascomido, dije: “Bueno, pues de niño Jasús ya haré yo.”

MARQUÈS. ¿Y vas a salir allí desnudo?

PEP. Dasnudo y entre un buey y una mula de vardat.

MARQUÈS. ¿De dónde los vais a sacar?

PEP. Del parque de las fieras.

MARQUÈS. ¡Dios mío! ¿Y tú allí tendido, con aquella cochambre alrededor?

PEP. Prasisamente por esto, sañor marqués.

MARQUÈS. No me cabe en la cabeza.

PEP. Es muy fásil de antandert, hombre. La funsión ampiesa con suspense, porque como que han cantado que varán el Niño a la cuina, el púbblico se piensa que a la major lo han hecho con samfaina. Y no: simplamente es que yo, aprovachando un dascuido de la Virgen, me había ido allí de cuatro grapas a ver qué había por comert. Mientras me vuelven a ponert a la comadora, ya han llagado las chicas del vasinado a ver qué pasaba. Y ahora es cuando viene aquello de la chochambre que dasía ustet.

MARQUÈS. La cochambre.

PEP. No, no: la chochambre.

MARQUÈS. Pero ¿es que presentas a san José chocheando?

PEP. ¡Santa ignosensia, sañor marqués! Póngase a mi lugar, ya vará. Ustet sierre los ojos.

MARQUÈS. ¿A qué viene esta comedia?

PEP. Mantalmente sierre los ojos, hágame caso.

MARQUÈS. Digamos que ya los tengo cerrados.

PEP. Ahora imagínese que ustet astá astirado de pansa arriba y en medio de un ruedo de jovansitas que le cantan la non-non. Ya puede abrir los ojos. ¿Qué praspactiva ve?

MARQUÈS. ¡Si serás marrano!

PEP. Y daspués vienen quinse pastores de la Sardaña con queso y matón.

MARQUÈS. ¿Los quince con sendos obsequios?

PEP. Ahora que lo dise, ¿cuántos son sendos?

MARQUÈS. Quince.

PEP. ¿Tantos?

MARQUÈS. Pues claro.

PEP. ¡Mosca!

MARQUÈS. ¿Qué ocurre?

PEP. Nada, que en el tabblón de anunsios hay un cartel que dise que mañana nos obsaquiarán a los amplayados con sendas paneras, y ahora veo que tandré de alquilart una furgoneta de mudansas para llavármelas todas a casa.

MARQUÈS. No, hombre: sendos significa uno por barba.

PEP. Cada ves lo antiendo menos.

MARQUÈS. Venga, acaba de contarme tu obra.

PEP. Vienen los Reyes Magos a adorarme y llavarme ragalos.

MARQUÈS. Oro, incienso y mirra, ya lo sé.

PEP. Qué va: un parnil pata negra, turrones y niebblas, y champán y vino blanco. Todo para el Nene.

MARQUÈS. Será a repartir entre la Sagrada Familia, ¿no?

PEP. Con mis padres astoy a partir un piñón, pero más ya no, ¿eh? Fialcabo soy yo que he nasido.

MARQUÈS. Menuda comilona, pues.

PEP. Me pasará como a las otras navidades, que siempre me tengo de tomar media cucharada de vino carbonado. Ah, pero aún faltan las postres.

MARQUÈS. ¿Qué postres?

PEP. Que cantan: “El dimoni llança un bram i, encès d’ira, es subleva; que a Betlem s’ha encès un flam que il·lumina els fills d’Adam i d’Eva i d’Eva i d’Eva.” Y es que han ansandido el flam porque lo hasen con rom cramado. Y aprovachando que tanemos el Pedro Botero anfurismado porque han hecho un fuego más apatitoso que el infarnal, unos cuantos pastorsillos han ido a afanarle una garrafa de la bota del rincón.

MARQUÈS. En fin, que todo va de cuchipanda.

PEP. Ya se lo he dicho.

MARQUÈS. Pues que tengas felices fiestas.

PEP. Falises fiestas y prósparo año nuevo.

9.12.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Recuperació d’una malaltia llarga


MARQUÈS. ¿José?

PEP. Hola, sañor marqués.

MARQUÈS. Llevo semanas tratando de localizarte y no ha habido manera. Siempre me decían que estabas de baja.

PEP. Afactivamente.

MARQUÈS. ¿Qué ha sido?

PEP. Naigamiento.

MARQUÈS. ¿Un qué?

PEP. Una anfarmadat que ya no se astila pero que es muy traidora.

MARQUÈS. Caramba. ¿Te has repuesto ya?

PEP. Hombre, me ha costado lo mío. Es que es un golpe muy fuerte, ¿eh? Y todo vanió de un hecho sin importansia.

MARQUÈS. Es como suelen venirnos la mayoría de los achaques.

PEP. Fue la vagilia de Todos Santos, que habíamos convidado a casa un matrimonio que el hombre es mi supariort al dapartamento, y caríamos cadar bien con ellos. Todo se prasantaba normal: habíamos comprado un kilo y medio de panalletes y un buen moscatel...

MARQUÈS. ¿Y qué?

PEP. Pues que nos comparasieron con sus dos hijos, y fue aquello de “huestes vanieron que de casa nos trajeron”.

MARQUÈS. ¿El qué?

PEP. Mire, yo en esto soy bien difarente de Jasucristo, que dasía: “Dajat que los niños se acuesten a mí.” Yo, a la que veo canalla, lo primero que digo es: “Apartat las criaturas.”

MARQUÈS. ¿Qué mal te han hecho?

PEP. Siempre sales ascaldado. Oh, y éstos porque no los conose. Cuando llagaron, el padre dijo que saría major que los paqueños astuvieran a la sala de astar mirando la talavisión, y así nosotros podríamos habblar de nuestras cosas. Sí, talavisión me has dicho... Entre todos dos se nos cruspieron la safata de panalletes.

MARQUÈS. ¡Arrea!

PEP. Ya lo puede bien dasir, ya. Se ve que si uno es un Gargantúa profundo, el otro es un Pantacruel.

MARQUÈS. ¿Y entonces qué hicisteis?

PEP. Pues yo covando las castañas y los damás, mientras tanto, comiendo moniatos.

MARQUÈS. ¿Y tú no probaste bocado?

PEP. ¿Cómo quiere que comiese nada si del disgusto se me cortó la gana en seco? Oh, y lo paor fue daspués, porque me iba dacandiendo, dacandiendo, y llagó un momento que tanía muy mala piesa al talart. Hasta que los de casa, viendo que me naulía de aquella manera, hasieron un golpe de cabesa y me llavaron tres sammanas al Pirineo.

MARQUÈS. ¿Al Pirineo?

PEP. Suerte de esto, porque, si no, no la cuento.

MARQUÈS. ¿A tomar aires?

PEP. A tirar padritas al río.

MARQUÈS. ¿Qué?

PEP. Es el único ramedio, sañor marqués. Y grasias a este gesto me he rastabblasido.

MARQUÈS. Vaya cosas.

PEP. Es la madasina tradisional, porque en esto no hay médicos que valgan. Pero, mire, no hay mal que por bien no venga, porque cuando ya ampasé a verme las orejas, podí ramatart aquello de los Pastorsillos que me habían ancarragado.

MARQUÈS. ¿Aún colea?

PEP. Prasisamente esta mañana he tanido una alagría... ¿Qué?

MARQUÈS. ¿Oye?

PEP. Nada, sañor marqués, es que me disen que tengo de irt al daspacho del Bustos. Si me llama el viernes se lo acabo de asplicart.

MARQUÈS. Hasta entonces, pues.

25.10.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Discussions domèstiques


MARQUÈS. ¿José?

PEP. El mismo que viste y calsa.

MARQUÈS. Soy el señor marqués. Oye, albricias de nuevo por tu entrevista en el boletín municipal.

PEP. ¿Le ha agradado?

MARQUÈS. Sobre todo la foto grande. Tal pareces un pimpollo.

PEP. Astoy hecho un pollo pera, la vardat.

MARQUÈS. Sin embargo en la otra, la pequeña...

PEP. No me habble.

MARQUÈS. En ésta tienes un aspecto un tanto simiesco.

PEP. Ah, sí, por dascontado. Y, ahora que lo dise, ¿qué quiere dasir simiesco?

MARQUÈS. Hombre, ya sabes: la evolución de las especies y todo eso.

PEP. Ah, las aspesias. ¿Quiere dasir los condimentos?

MARQUÈS. Exactamente: quería decir que estás bien de sal. Pero, no sé, así de perfil tienes aire de facineroso. Parece una ficha policial.

PEP. Es que me pararon una trampa. Me ratrataron de cuerpo antero pero daspués racortaron la foto para que parasiera un dalincuente. Y, a más a más, me hasieron la antravista para daspués painarme.

MARQUÈS. Ji, ji, ji, ji, ji, ji...

PEP. ¿De qué se ríe, si se puede sabert?

MARQUÈS. Me ha hecho gracia eso de que a ti, con esos pelos, te quisieran peinar. Además, en la misma entrevista te pusieron en un aprieto al preguntarte por tus declaraciones sobre el centro de día.

PEP. ¿En un aprieto?

MARQUÈS. Hombre, tú habías afirmado que...

PEP. Alto, sañor marqués, que no fui yo, que fue todo mi partido.

MARQUÈS. Bueno, pues vosotros habíais afirmado...

PEP. Alto otra ves: nosotros y nosotras, ¿eh?, que quede claro.

MARQUÈS. Bueno, pues vosotros y vosotras habíais afirmado que CiU quería dejar al pueblo sin residencia y sin centro de día.

PEP. No sañor: nosotros y nosotras lo que dijimos es que SiU caría dajart el puebblo sin rasidensia y sin sentro de día a Can Parico.

MARQUÈS. Me da la impresión de que estás obsesionado con la alcaldesa y su mayoría absoluta. ¿No te acuerdas de que tú también fuiste alcalde y que más de una vez habéis gobernado con mayoría absoluta?

PEP. Sí, pero yo no hasía las arcaldadas que hase ésta.

MARQUÈS. ¿Que no?

PEP. Póngame un ajemplo, a vert.

MARQUÈS. Pues, sin ir más lejos, la idea que tuviste de bautizar las calles de la zona industrial con nombres de jazzistas. Si te hubiera dado por la tauromaquia, ahora todo aquel núcleo estaría poblado de nombres de toreros.

PEP. Pero ¿cómo quiere que sea ideya mía si todo el mundo sabe que tengo mollera roquera?

MARQUÈS. Algo tendrás tú de déspota cuando la práctica totalidad de tus compañeros de partido te dijeron ahí te quedas.

PEP. Me abandonaron como a Jasucristo al huerto de Jatsamaní. Suerte que tengo el Paco Bustos que me hase de sirineyo.

MARQUÈS. Pero en Sentmenat estás solo y, por si fuera poco, falto de argumentos. Veo que últimamente te están haciendo muchos envites y tú, en cambio, no recoges el guante.

PEP. Mire, sañor marqués, daspués de rasibir tantas anvitasiones como me han hecho a la vida, ya he llagado a un punto que si no me anvitan a un banquete no hago ni caso. Por sierto, ¿me anvita a comert hoy, que no llevo fiambrera?

MARQUÈS. Otro día será, hermano.

PEP. Pues a ver si llega.

18.10.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. “Salto a la fama”


PEP. ¿Sañor marqués?

MARQUÈS. Dime.

PEP. ¿Habblo con el sañor marqués?

MARQUÈS. ¿Qué quieres?

PEP. Como que la sammana pasada no me llamó, me pansaba que astaba anfadado con mí.

MARQUÈS. Con el tiempo que llevo tratándote, ya sé por dónde amarga el Pepino.

PEP. Le prasento mil ascusas por mi comportamiento del otro día.

MARQUÈS. Enseguida vi que estabas beodo.

PEP. ¿Que astaba qué?

MARQUÈS. Beodo.

PEP. ¿Que no ve que llavaba más a la cabesa que a los pies? Mire, le pongo un caso: ¿cómo se asplica que yo, que soy un farofo del roque duro y el jazz, le cantase a ustet el bayón, que es de la janarasión de mis padres?

MARQUÈS. Ah, eso tienes que explicarlo tú.

PEP. Nada más se asplica de una manera, y es que con la babida pardí el crialaisón. Astaba pedo, sañor marqués, y esto es una aximente de tarser grado.

MARQUÈS. Yo diría que al menos de cuadragésimo, a juzgar por el grado etílico que mostrabas. Y al día siguiente vuelta otra vez, ¿no?

PEP. ¿Por qué lo dise?

MARQUÈS. Porque en tu casa celebraríais el santo de tu mujer.

PEP. No, que ella lo salebra por Santa Fransisca de Paula. A más a más, que el cuerpo no me habría aguantado. Mire: esto pasaba el día 3. Pues el 4 hasimos el congreso del Vallés Ocsidantal Surt. Y fíjese si la cosa astaba cargada que cuando hasí un aparte con el Paco Bustos por ver cómo nos rapartíamos los cargos, va y me dise: “Con lo de ayert, astoy hecho sisco.”

MARQUÈS. Deberías ser más morigerado.

PEP. Mori... ¿qué? A buen santo se ancomienda, porque yo soy de los de “mori fart i mori marti”.

MARQUÈS. Tú verás.

PEP. Bueno, la custión es que, como que astaba tan antarbolido, no me anracordé de dasirle lo más importante.

MARQUÈS. ¿Y qué era lo más importante?

PEP. ¡Que he hecho el salto a la fama, sañor marqués, el salto a la fama!

MARQUÈS. ¿Ah, sí?

PEP. Hase más o menos vente días se raunieron los jafasos y dasidieron que por Navidat lo taníamos de salabrart a base de bien, y que nuestro dapartamento raprasantaría unos Pastorsillos. Y se ve que uno que siempre lleva la vos cantante dijo: “Los podría ascribirt el José Sifuentes, que tiene la mano rompida.” Y me los han ancarragado a mí.

MARQUÈS. ¿Qué experiencia tienes en eso?

PEP. Bueno, es que yo soy hombre de trayato, ¿eh? Tenga prasente que ya dabuté al Coro en lo de la tramoya y afectos aspasiales.

MARQUÈS. No lo sabía.

PEP. Ya lo creo. Hasta una ves navé durante todo un acto.

MARQUÈS. ¿Qué dices que hiciste?

PEP. Que hise navart. Era una comedia que se vaía por una vantana cómo al astarior navava, y yo me pasé un acto antero dajando caer vuelvas. Bueno, en rayalidat no eran vuelvas, sino una aspesia de confeti que figuraba que eran vuelvas.

MARQUÈS. En resumidas cuentas, que estás escribiendo la obra.

PEP. Al prinsipio me rasistí, porque ascribirt unos Pastorsillos pronto es dicho. Hay la parte cramatística, que pesa mucho, ¿eh, sañor marqués? Y es que rasulta que ahora no puedo padirt ayuda al ayuntamiento. Mire, cuando yo era arcalde saguía la divisa “Contra subvarsión, subvansión”, y los tanía todos al bolsillo. Pero estos de Convargensia, con su mayoría absoluta, lo han burocratisado tanto que para que aflojen la mosca tienes de prasantart un papaleyo que no le digo nada.

MARQUÈS. Pero ¡cómo te va a sufragar el ayuntamiento de Sentmenat un capricho enteramente gremial!

PEP. Pues por la sansilla rasón que también los podrían raprasantart al Coro, y hasta llavarlos al astariort hasiendo bolos. Siempre saría un timbre de honor por Sammanat.

MARQUÈS. No seas bobo.

PEP. Por esto les dije: “Aquí, los mandamases a dasidirt y los mandaménoses a craer, ¿no? ¿Y cómo podré daspachar la faena de cada día si tengo de ascribir toda una obra?” Y antonsas me dijeron que la ascribiera a casa y que me apuntara las horas que me astoy, que ya me las pagarían como estras. Y, bueno, ya he ponido hilo a la aguja.

MARQUÈS. ¿Has empezado ya?

PEP. La tengo medio astructurada.

MARQUÈS. ¿Y cómo la enfocas?

PEP. Oh, no le puedo adalantart acontasimientos porque forma parte del sacreto de sumario. Lo que sí que le antisipo es que sará del génaro ligero, tipo vodavil.

MARQUÈS. Adelante, pues. Pero cuidado con las curdas.


PEP. No padesca, que ya tengo chófert.

10.10.08

Deures setmanals


Claudio Horcajada del Manzano, professor de Mètrica als cursos organitzats per la Diputació de Barcelona, ha atorgat un 7 de qualificació als versos que la setmana passada li va presentar l’alumne Josep Vilaró com a exercicis de les classes.

El buenaso del Ramiro
trabaja aún de ramero,
y el Blas, que cobra el ratiro,

vive hasiendo de ratero.

Tarsisio Lopes Morales,
a la que bebe un moriles,
ahuyenta penas y males,
penas y males a miles.

Salebro, Damián, que ganes
tantos premios en el Guinness,
y que aplaudan tus afanes
deudos, amigos y afines.

Nunca me acuesto a los nenes
porque me disen que nones.
Balbina, no me condenes
a gastar tantos condones.

Siempre que practico el sado,
¡Virgen santa, cómo sudo!
Y una ves que la he sacado,
me lavanto y la sacudo.

Sorteando los asares,
colmado de quehaseres,
se va un mes a las Asores,
entre palmeras y asures.

3.10.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Turbulència


SECRETÀRIA. ¿Digui?

MARQUÈS. ¿Don José Cifuentes?

SECRETÀRIA. Ahora no está. ¿De parte de quién?

MARQUÈS. Del señor marqués.

SECRETÀRIA. Si puede usted llamarle hacia las cinco de la tarde, seguro que le encontrará.

MARQUÈS. Muchas gracias, señorita.

(Quatre hores després.)

PEP (cantant). Teeeeengo ganas de bailart el nuevo compás. (Amb veu normal, si se’n pot dir així.) ¿Digui?

MARQUÈS. Caramba, te noto muy marchoso.

PEP. Es que hoy llevo un alé..., hip, un alétrico que ni el mismísimo san Pascual Bailón me podría pasar la mano por la cara. He cogido una tostadora de padre y muy sañor mío.

MARQUÈS. ¿Cómo dices?

PEP. Quiero dasirt un mirlo. En fin, hip, que llevo un punto de asul.

MARQUÈS. Como no te expliques mejor...

PEP. Hombre, que por dentro astoy ampapado.

MARQUÈS. Lo que estás es enmamado, si me permites la ordinariez. ¿No te da reparo ponerte al teléfono en este estado tan deplorable?

PEP. Yo no raparo en gastos cuan..., hip, do paga un otro. Yendo de baldraga, todo me es patria.

MARQUÈS. Pero ¿qué habéis celebrado?

PEP. ¿Que no sabe qué día es mañana? ¡San Frasquito!

MARQUÈS. ¿Y qué?

PEP. Lo dasimos así porque cada a..., hip, ño vasiamos unas cuantas ampollas. Y como que esta ves se ascae en sábado, pues lo hemos salabrado hoy.

MARQUÈS. ¿Y qué tiene de particular esta festividad?

PEP. Pues que es la anomástica de nuestro, hip, jafaso, el Fransisco Ortuño. (Cantant.) Es un muchacho axalente, es un mu..., hip, chacho axalente...

MARQUÈS. ¡Dios mío, cómo está el patio!

PEP. Ahora ya se ha daspajado, pero antes astaba que no cabía ni una punta de aguja. Como que el Ortuño astudió la carrera de car..., hip, malito dascalso, y daspués, cuando plagó los gosos, antró a la administrasión y no ha parado de asandert, pues tiene un futral, hip, de amigos.

MARQUÈS. O sea que lo habéis celebrado en grande.

PEP. Nada más le diré que la fiesta ha comansado a las onse, y hasta las cuatro no hemos tarminado.

MARQUÈS. ¿Tanto rato?

PEP. Bueno, primero han habido los discursos y los parabienes, hip, que es lo que ha acupado más aspasio. Si ha llagado un momento que yo ya me flo..., hip, me florasía, porque salía uno y daclamaba: “Si me pongo a avocart aquellos viejos tiempos en que...”, y blabla..., hip, blablá. Y mientras los tanía allá antratanidos a..., hip, avocando aquellos viejos tiempos, me he ido a hasert una vuelta por ver si me podía abocart un poco de mo..., hip, de morapio.

MARQUÈS. Tú siempre aprovechando la ocasión.

PEP. Es que yo ya he subido así, ¿eh? Desde chicharelo, hip, ya me trastocaba por el charelo.

MARQUÈS. ¿De modo que se trataba de beber a palo seco?

PEP. Hombre, también había safatas con canapés y montaditos, ¿qué, hip, qué se piensa?

MARQUÈS. Ah, bueno.

PEP. Y al final, cuando han acabado los discursos y el Ortuño ha dicho: “Venga, ya podéis, hip, ampasart”, yo ya me había ampasado trenta o cuarenta piesas.

MARQUÈS. ¡Atiza!

PEP. No, si de jalansia he cadado ambol..., hip, dragado, no le angaño. Pero, qué quiere que le diga, a mí me ha hecho consiensia la cantidat de cosas que iban a parart a las ascombrarías. Y aún suerte que, hip, cuando ya racogían la vajilla, he sido a tiempo de ponert a salvo un par de copas, porque ya astaban a punto de lansart el vi..., hip, no, malaguañado.

MARQUÈS. Pues habrás quedado servido.

PEP. Huy, si cuando volvía al das..., hip, pacho he hecho una como un cuévano. Por el pasillo me he ancontrado una sagrataria, hip, que me ha dicho: “¡Huy, cuánto marramango!” Y yo que le raspondo: “Pues te tandrás de arramangart un poco más, porque des..., hip, de aquí no se nota.” Y, mire, ya he pardido la vargüensa y le he soltado: “Ven, ta..., hip, soro, que te haré una agarbonada de aquí te aspero.” Y sí, sí: yo ya me he cadado allá asparándola, ya, hip, pero ella...

MARQUÈS. Ha puesto pies en polvorosa.

PEP. ¿Qué dise que qué?

MARQUÈS. Que se ha escabullido.

PEP. Ya lo puede bien dasirt. Ahora, que ella jugaba con va..., hip, vantaja: primero porque yo con las eses no la podía ampaitart, y sagundo porque los michalines, ¿sa..., hip, be?, me frenan mucho.

MARQUÈS. ¿Siempre tienes que estar barruntado porquerías? Parece que tú, en vez de seso, sólo tengas sieso.

PEP. Mire, ahora no astoy por disquisisiones.

MARQUÈS. Tú vas a la tuya, ofendes a quien sea, y luego pelillos a la mar.

PEP. ¡Palillos, palillos...! ¿Que se piensa que porque tengo poca vajata..., hip, sión al cuero caballudo ustet ya tiene darecho a convartirme en blanco de sus insultos? Pues no sañort. (Cantant.) Ya viene el negro sumbón, hip...

MARQUÈS. ¡Hurra!


PEP. Menos chirigota, ¿eh, sañor marqués?

MARQUÈS. Es que de verdad que me das lástima.

PEP. ¡Dónde se es visto, faltarme al raspeto de esta manera!

MARQUÈS. Hay momentos en que eres un impresentable.

PEP. Rabusnos de asno no llegan al sielo.

MARQUÈS. ¡Cochino!

PEP. ¡Ande, y que le den pol rulé! (Clic.)

27.9.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Obstacle superat


MARQUÈS. Hola, José.

PEP. ¿Qué tal, sañor marqués? Ya lo astaba asparando para comunicarle la buena nueva.

MARQUÈS. Albricias.

PEP. El lunes fui a parlamantar con el profasort.

MARQUÈS. ¿Y qué tal?

PEP. No se puede dasir que corriesen ganivatadas, pero sí que tuvimos nuestros más y nuestros menos.

MARQUÈS. Pero te saliste con la tuya, vaya.

PEP. Es que los argumentos de mi alagasión eran irrafutabbles.

MARQUÈS. Así que lo reconoció.

PEP. Me dijo con un sierto ratintín: “Te has salvado por los pelos.”

MARQUÈS. ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja! No me extraña que lo dijera con retintín.

PEP. Es que yo soy un hombre de pelo en pecho, y no de pelo en techo.

MARQUÈS. En fin, que lo cortés no quita lo valiente.

PEP. Bueno, no comansemos, ¿eh?

MARQUÈS. Pero ¿qué te pasa?

PEP. Que ustet ya tira con bala.

MARQUÈS. ¿Que yo...?

PEP. Ya sé que ha carido dart a antander que soy valiente pero un poco corto de gambales. A ver si no.

MARQUÈS. Oye, ¿tú sufres manía persecutoria o qué? Venga, sigue contando, que me tienes en vilo.

PEP. Pues que nos pasamos un buen rato discutiendo: que si nabos, que si coles, que si tomba, que si gira...

MARQUÈS. El clásico regateo.

PEP. Yo ya iba dispuesto a hasert el astirayarronsa de costumbre, y aguanté mecha. Hasta que al final se avenió a rasones y me dijo: “Yo, la vardat, craía que dabía suspanderte, y tú en cambio pratandías aprobart. Pues, mira, ni tanto ni tan calvo.” Y antonsas sí que ya salté por alusiones...

MARQUÈS. ¿Por alusiones?

PEP. Hombre, es avidente que se rafaría a mi asotea. Bueno, pues a boca de cañón le raspondí: “Sañor profasort, hay muchos que no llegan a taner ni dos dedos de frente, mientras que un sarvidor disfruto de palmo y medio.”

MARQUÈS. Muy bien. Así se habla. Y te aprobó, claro.

PEP. Ustet dirá. Lo único que me indicó que para raforsar mi nivel de languaje me matriculase a un curso de samántica. Y ya tiene el José hasiendo todos los praparativos.

MARQUÈS. ¿Te has matriculado ya?

PEP. Sí, y ya me he comprado los libros y todo. Mañana me dadicaré a ancuadarnarlos y a ascribirt a cada uno aquellos versos que me ansañó la padrina.

MARQUÈS. ¿Qué versos?

PEP. Aquella fórmula que se pone por si las moscas. ¿No la sabe? Hase asís: “Si este libro se pardiera –como puede susadert–, es de un pobre astudiande que lo ha de manastert. Si caréis saber mi nombre, aquí abajo lo pondré.” Y antonsas se pone la firma.

MARQUÈS. Ingenioso.

PEP. Es que de paqueño me ansañaron muchas cosas por el astilo. Como aquella otra que también me sabía de mamoria. Cuando una parsona me praguntaba con tono mimoso: “¿Cómo te dises, monín?”, yo rasitaba: “José Vilaró Capella, por sarvirt a Dios y a ustet, y aquí tengo un bolsillito por si quere poner nada.” Y les hasía tanta grasia que un mocoso como yo se asplicara con aquel salero, que siempre me lo llanaban de vallanas, o de saresas cuando era la tamporada, o de higas secas...

MARQUÈS. Pues a ver si ahora, con esas nuevas clases, sales bien instruido.

PEP. El viernes que viene ya le haré sinco séntimos.

MARQUÈS. Tú siempre tan avaricioso. Por lo menos que sea un euro, hombre.

PEP. Y ustet siempre tan ocurrente. Sará un euro y la propina, no padesca.

19.9.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Recurs d’alçada


MARQUÈS. ¿Qué tal andamos, José?

PEP. Mire, de pardidos para arriba.

MARQUÈS. ¡Qué me dices!

PEP. Tal como lo siente.

MARQUÈS. ¿Te refieres al examen?

PEP. Sí. A horas de ahora aún no sé si astoy aprobado o suspandido.

MARQUÈS. ¿Y eso?

PEP. Lo de la traducsión me fue bien. Ah, al final le hise caso a ustet y tradusí dos cansiones más sandungueras: “Yo tengo una tía coja y un alasán; cuando mi tía se muera la antarrarán. Mistos, ramistos ansiende valós, mistos, ramistos para hasert arrós.” Y daspués esta otra: “Bailemos el chotis, Pepa, bailemos los rigodones, bailemos la amaricana, que es baile de basucones.” Aquí he tanido buena calificasión.

MARQUÈS. ¿Ves, hombre?

PEP. Pero el axamen ascrito ya no me fue tan bien. Mire, lo tengo aquí. La pragunta dasía: “Pon ajemplos de tres palabras amplayadas con santidos difarentes.” Y yo raspondí: “Los jamelos de la camisa, los jamelos de larga vista y dos harmanos jamelos.” En sagundo lugart ascribí: “Pito, raducsión de Papito; pito, pito, colorito; me importa un pito; tomart a uno por el pito del sareno, y ansañart el pito.” Y como tarsera raspuesta poní: “La trompa del alafante, cogert una trompa, las trompas de Austaquio y las trompas de Falopio.”

MARQUÈS. Caramba, estabas muy sicalíptico.

PEP. Qué quiere que le diga. Hasta aquí, aún aún. Pero en el sagundo tamario me padían: “Ascribe tantas parejas de nombres como se te ocurran cuyo masculino difiera laxamáticamente de su corraspondiente famanino.” Yo, como que no antandía un borrajo, fui a praguntarle al profasort a ver qué caría dasir todo aquello, y él me dijo que tanían de ser palabras que no fuesen como niño y niña, que sólo cambía la tarminasión, sino palabras que en el génaro masculino fuesen difarentes del famanino, como hombre y mujert. Ah, pero me advertió que pobre de mí que rapitiera este ajemplo. Y yo ascribí: “Yerno y joven, macho y hembra, capallán y monja, amo y mastresa, puerco y truja, toro y vaca, pato y oca, caballo y euga, cordero y oveja, calamart y sipia, tapón y calabasa, sol y luna, asúcart y sacarina.”

MARQUÈS. Hombre, en la parte final descarrilaste bastante.

PEP. Sí, ahora lo veo, pero con los nervios...

MARQUÈS. ¿Y qué calificación te puso?

PEP. Me dijo que había de rapatirt el curso porque tanía un mal dominio de la lengua y que había comatido varios arrores garrafales. Yo le raspondí que también un vino puede ser garrafal, y no nos hase asgarrifart. Pero él, que es más tosudo que una mula guita, trese son trese. Lo único que me dajó una puerta abierta disiéndome que si de caso que prasantara alagasiones.

MARQUÈS. ¿Lo has hecho?

PEP. Y tanto. Y como que era custión de sacart el sancristo grueso, le ancarragué a un amigo mío que va fuerte en estas cosas de lengua que me radactara el argumantario. Y, ascuche, me hiso un alagato que no tiene daspardisio, ¿eh? Ascribió que si nos disen: “La prinsesa astá triste. ¿Qué tandrá la prinsesa?”, nos cadamos sumidos en una bruma de misterio, porque nos consta la tristesa de la prinsesa pero no sabemos los motivos. En cambio, si nos disen: “La prinsesa astá triste porque ha muerto su perro”, nos cadamos tan panchos porque nos imaginamos que ya sabemos por qué astá triste. Pero, ah amigo, es que a la major mucha boca de rosa y muchos labios de fresa, pero puede ser que lo que tenga la prinsesa sea un corasón de padarnal y unas lágrimas de cocodrillo.

MARQUÈS. No te sigo, la verdad.

PEP. Pero si es la mar de sansillo: que esto de “ha muerto su perro” tanto puede significar que se le ha muerto el perro como que lo ha muerto ella con sus manos asasinas. ¿Todavía no lo capta?

MARQUÈS. Bueno, sí, claro.

PEP. Con lo que se damuestra que no soy yo el único que domino mal el languaje, sino la totalidat de los habblantes en janaral. Yo creo que con un ajemplo tan contundente podemos llagart a convanserle.

MARQUÈS. A ver si hay suerte, pues.

PEP. Mientras no sea la del anano, que se los trapisaba andando...

13.9.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. L’alumne Vilaró en capella


MARQUÈS. ¿Qué, José, cómo estamos?

PEP. Lo que es yo, en capilla.

MARQUÈS. ¡Qué me dices!

PEP. Es que el lunes que viene me axamino de la asignatura pandiente, y no vale a badart. Como que este varano me he tomado los daberes un poco a la fresca, ahora me toca racupar lo pardido.

MARQUÈS. ¿Y te queda mucho por hacer?

PEP. La traducsión ya la tengo hecha, pero astoy a medio laer la novela de caballaría. ¡Ay, sañor marqués, cómo anvidio aquellos tiempos!

MARQUÈS. ¿Qué es lo que envidias?

PEP. La caballaría.

MARQUÈS. Pero si hoy en día, por desgracia, cualquier mujer es una dama y cualquier hombre un caballero.

PEP. No, yo me rafiero a la forra que llavavan aquellos hombres al cuero caballudo.

MARQUÈS. Pues como no te pongas un tupé lo veo difícil.

PEP. Ni habblar del paluquín.

MARQUÈS. Entonces hazte un implante como Bono.

PEP. Astá de broma, ustet.

MARQUÈS. Bueno, cuéntame tus andanzas con el libro este.

PEP. Nada, que el profasor me ancargó que layera el Quijote. Yo comatí el arror de dasir que ya me lo sabía de mamoria, y antonsas me lo cambió por Las monsergas de Asplandián, que es un hueso duro de rosagart. Y ahora lo tengo de acabart a marchas forsadas, porque te ponen un axamen ascrito que te praguntan, un suponert: “¿Es vardat que la tía abuela del protagonista se dasía María de las Marsedes?” O bien: “¿Es vardat que esta tía abuela iba todos los primeros viernes de mes a comulgart?” Pero las praguntas todavía pueden ser más capsiosas, como por ajemplo ésta: “¿Es vardat que la tía abuela del protagonista se dasía María de las Marsedes y que iba todos los primeros viernes de mes a comulgart?” Y puede ser que la primera afirmasión sea sierta y la sagunda falsa, o al ravés, o que todas dos sean vardat, o todas dos mantida..., y ambolica que hase fuerte.

MARQUÈS. Sí, claro, te lo ponen difícil. ¿Y lo de la traducción?

PEP. He triado una cansión catalana que en mi varsión hase así: “Con la lus de tu mirart has alumbrado mi vida. Si me querieses amart...”

MARQUÈS. Se dice quisieras o quisieses.

PEP. ¿Que no ve que toda esta tirallonga no hay forma humana de ancabirla en un solo verso?

MARQUÈS. No seas mentecato, hombre: es una forma o la otra, a elegir.

PEP. Ah, bueno, así ya raspiro. Calle, que me lo apunto. Es que entre quisiera y siquiera siempre me armo un lío. A vert: qui-si-e-ras. Ya astá.

MARQUÈS. Como no te esmeres, van a suspenderte de nuevo.

PEP. No me diga esto, sañor marqués, que me he asmarado a más no podert. Prasisamente el astribillo me ha hecho pravaricart, porque no lo podía tradusir litaralmente por “Rosón, Rosón”, que parasaría que astoy anamorado de aquel menistro de la Usedé. Y, por más inri, todas las opsiones que me vanían a la cabesa eran apallidos de hombres: Ansón, Garsón, atsetra. Al último, daspués de mucho palayart, se me ha acudido una solusión salamónica. A ver qué le parese (cantant): “Ancarnasión, lusero de mi vida, Ancarnasión, no dashagas mi ilusión.”

MARQUÈS. Horrible. ¿No podías haber elegido algo mejor que esta cursilada?

PEP. ¿Como qué?

MARQUÈS. No sé... Un brindis, por ejemplo.

PEP. De brindis sólo se me acude el “A babert, a babert y apurart”, pero éste ya astá en castallano.

MARQUÈS. Pues el de Cavalleria rusticana, por decir uno. Y, mira tú por dónde, no te habrías movido del mundo caballeresco.

PEP. Es que no tengo tiempo matarial para variar de planes. El axamen es el lunes.

MARQUÈS. Ya, ya.

PEP. Y aún me queda por laer media parte de Las monsergas de Asplandián.

MARQUÈS. Sí, ya me lo has dicho.

PEP. Y te hasen unas praguntas de aquello más capsiosas.

MARQUÈS. Y dale. (Clic.)

PEP. Y... ¿Y que más le tanía de asplicart?

8.9.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Experiències estivals


MARQUÈS. ¿Qué, cómo han ido las vacaciones?

PEP. Muy bien. ¿Y a ustet?

MARQUÈS. Excelentes. Las he dedicado a la hípica y a la náutica. ¿Dónde has ido tú?

PEP. A París.

MARQUÈS. ¿Te ha gustado?

PEP. Y tanto. Bueno, al prinsipio tuve algún tropieso, pero...

MARQUÈS. ¿Qué ocurrió?

PEP. Nada, que ya salí con pravansión. Rasulta que cuando astábamos al aropuerto, antes del ambarque, fui al dutifrí a comprar ragalesia, porque si durante el vuelo tengo alguna cosa para mastagar no me pongo tan narvioso. Vi unos anvoltorios que dasían “ragalís” y me compré uno. Y daspués cuando lo abro me sale pegadulse. De modo que ya ampasé el viaje con la mosca a la narís de miedo que no me volviesen a angalipart.

MARQUÈS. Podías comprar chicles.

PEP. Es que con los chiclets me pasa que tengo la manía de inflarlos, formart una bombolla y haserla asplotart, y antonsas hay paligro que me tomen por tarrorista.

MARQUÈS. Estos temores y prevenciones se te pasarían si viajaras más a menudo al extranjero, si te airearas un poco más.

PEP. Hombre, lo que es airayarme ya lo he hecho: he vasitado la Turrifel, las Tullarías, los Campos Aliseyos, el Sacré Queurt, Mommartre, el Cartié Lateng, Notre Dam, que es donde el Cuasimodo hasía de sagristán... Y subimos arriba de todo de la catradal, al lado de aquellas gárgaras tan imprasionantes.

MARQUÈS. Gárgolas, querrás decir.

PEP. Hombre, unas asculturas que cuando llueve ascupen el agua con tanta bromera se disen así porque es como si antes hubiesen gargarisado.

MARQUÈS. ¿Y al Louvre no fuiste?

PEP. La Fransuás tanía la sabolla de llavarme allí, pero cuando vi aquella currúa de gente a la asplanada le digo: “Yo no hago el malocotón asparando una o dos horas para comprar las antradas.” Y giramos cola. A mí, sañor marqués, que me den Parí la nui. Esto sí que es vida.

MARQUÈS. ¿Fuiste al Moulin Rouge?

PEP. Ya lo creo, como los buenos. Huy, sañor marqués, sale cada jamba que hase furort. Y no como las de aquí, que nada más te anseñan el llombrigo. Aquellas son daspampanantes y te ratratan de cuerpo antero. ¡Y con un garbo y unos maneyos...!

MARQUÈS. A lo mejor conquistaste alguna corista.

PEP. Esto sí que no, que me haría miedo de arraplagart alguna malura. A más a más, yendo con mi media naranja...

MARQUÈS. ¿Es celosa?

PEP. Mire, yo, mientras era soltero, al invierno dormía con una manta de Taruel. Pues tan buen punto me casé me vi obbligado a jubilarla porque mi sañora cogía frío de pies.

MARQUÈS. Bueno, el caso es que te lo has pasado bien.

PEP. Sí, en janaral, muy bien, salvo en el capítulo de los presios. Ahora sí que he visto claro que en esta sosiadat capitalista impera por ansima de todo la liebre de oro.

MARQUÈS. La fiebre.

PEP. ¿El qué?

MARQUÈS. Que se dice la fiebre de oro. Si incluso es el título de una novela famosa.

PEP. Ah, pues yo, como que los habreos adoraban el baserro de oro, siempre me había afigurado que en los puebblos que no éramos tan prósparos se randía culto a la liebre.

MARQUÈS. Aparte de la historia sagrada, que veo que dominas muy bien, tienes que ponerte al corriente en otras disciplinas, José.

PEP. No me habble, que ahora me viene ansima la praparasión del axamen de satiembre...

MARQUÈS. A ver si haces buen papel. Ya me lo contarás. (Clic.)

PEP. Si es que la cuento.

25.7.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Delikatessen


MARQUÈS. Hola, José. La última vez que hablamos me dejaste intrigado con la noticia del suspenso.

PEP. Sí, de gramática castallana o aspañola.

MARQUÈS. Bueno, hombre, ahora le das un buen empujón y te presentas en septiembre.

PEP. Pero me queda el rau-rau.

MARQUÈS. ¿Qué es eso?

PEP. ¿Que no la sabe, aquella letra que hase: “Las vacas del puebblo ya se han ascapau. Rau-rau”? Pues el rau-rau quiere dasir que a este que canta la cansión, que figura que es el pastor de las vacas, le sabe muy grave que se le hayan asgarriado. Como a mí, que daspués de tanto sacrifisio me han dado calabasa.

MARQUÈS. ¿Tan mal te fue en el examen?

PEP. En el oral me dafandí muy bien, pero en el ascrito tuve un fallo que no me lo asplico.

MARQUÈS. Esto le pasa a cualquiera.

PEP. Nos padían que asprasáramos en todas las parsonas gramaticales estas dos frases: “¿Dónde astará mi carro?” y “Yo suelo taner migraña”. Cuando vi aquellas praguntas me dije: “Marramau. Aquí hay gato ascondido.” La primera era soplart y hasert ampollas. Y la sagunda también, sino que tuve un momento de afuscasión y raspondí así: “Yo suelo taner mi graña, tú sueles taner tu graña, él (o ella, o ustet) suele taner su graña”, atsetra, atsetra. Ya le digo que he cadado bien galdoso.

MARQUÈS. En fin, coraje y no te desanimes. Duerme bien, aliméntate bien y estudia con ahínco, que el día de mañana tienes que llegar a ser un hombre de provecho. ¿Ya observas una dieta sana?

PEP. Sí, sí.

MARQUÈS. Debes comer mucha verdura.

PEP. Mire, cuando yo era aprandiente en esto de la política ya me hise un tipo de irt a cal Varduro.

MARQUÈS. Tú ya sabes a qué clase de verdura me refiero. Y, sobre todo en esta época estival, te conviene consumir verdura fresca: fruta, ensaladas...

PEP. A mí tan sólo me pasan cuello abajo las rusas.

MARQUÈS. Quiero decir lo que tú llamarías amanidas.

PEP. ¡Huy, esto ni pansarlo!

MARQUÈS. Pero qué tonterías dices.

PEP. A ver si no: aquí tiene la amanida muscaria, que es mortal de nasasidat.

MARQUÈS. Tú verás. Pero como hagas locuras vas a estropear tu salud. El apetito no lo has perdido, supongo.

PEP. ¡Y ca! Si a uno se le hasen trañinas a la gargamella, antonsas sí que buena noche caracoles. Pero en mi caso no paligra.

MARQUÈS. Es que comiendo una vez al día fuera de casa...

PEP. Yo no voy mucho a los rastaurantes, ¿sabe?, porque tienen unos presios gastronómicos.

MARQUÈS. ¿Y cómo te las apañas?

PEP. Pues tirando de fiambrera.

MARQUÈS. Y comes de todo, claro.

PEP. Hombre, tanto como de todo... Nada de mandonguillas con patatas fraídas y estas chimplarías. Yo hago tal como dasía mi basabio: “Si a las guijas les falta un bullo, tanto me hase, porque no las tasto.” A mí me agradan los raquisitos, tal como me los aparparaba la mama. Ustet me pone un tarnasco con pantinellas, o una buena sarsuela –pero de las de pascado, ¿eh?, no de las filarmónicas–, y ya vará cómo paso los corchos.

MARQUÈS. Y en cuestión de dulces tampoco te quedas corto, ¿verdad?

PEP. Ni corto ni parasoso.

MARQUÈS. Bueno, pues cuando pase a verte ya te traeré unas golosinas. ¿Qué le apetecería a Joselín que le trajera su marquesito cuando vaya a visitarle?

PEP. Hombre, si se tracta de una amargensia, con una paparina de almendras rampiñadas ya paso. Ahora, si el obsequio tiene de aquivalert a un almorsar, pues chacolata dashecha con saquillos, por ajemplo.

MARQUÈS. No pases cuidado, que ya tomo nota.

PEP. A ver si tiene un datalle, hombre. Es que, ¿sabe qué me pasa?, que si veo que los otros andrapan y yo no, me naigo.

MARQUÈS. ¿Qué otras cosas te pirran? Venga, díselo a tu padrino.

PEP. Pues, qué sé yo..., me agradan los pedos de monja, los carquiñuelos con mistela, el pan de pallisco, la coca de ladrones, la miel y matón, las madujas con nata... Ah, y esto que disen que todas las masas pican es mantida podrida, porque a mí, por ajemplo, el pan no me va bien por la salut, pero en cambio el masa pan se me pone de primera.

MARQUÈS. Oye, ya estarás a punto de empezar las vacaciones, ¿no?

PEP. Sí, a final de mes ya lavanto el vuelo.

MARQUÈS. ¿Y cómo podré ponerme en contacto contigo si tengo algo que decirte?

PEP. Ya le doy el númaro de mi móvil. Pero para que el Pascatero no nos pueda aspiart –porque éste es un buscarrasones, y ya sabe cómo las gasta–, se lo digo según el código sacreto que ustet ya conose. Apúnteselo a la libreta: “Tribulete, matasiete y aspantaocho”. Ya lo sabrá dasifrart, ¿eh?

MARQUÈS. Creo que sí. Bueno, pues felices vacaciones y hasta la vuelta.

PEP. Es igual, hombre, ya se la puede cadart.

18.7.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Refrecs amb gent d’upa


MARQUÈS. ¿Qué, José, ya estás más aliviado?

PEP. Ay, sañor marqués, me pasé toda la mañana hasiendo viajes a cal Falipa. No cadé dascansado hasta que dasambuché la pastarada que llavaba al astómago.

MARQUÈS. ¡Qué groserías dices! Por cierto, ¿ya tienes lavabo exclusivo?

PEP. Mire, con aquello de las sarraduras que ustet me sugirió, aseite en una lus.

MARQUÈS. ¿Ves, hombre? ¿Y qué tal te van las cosas?

PEP. Malamiente.

MARQUÈS. No sé qué pasa que siempre lo ves todo negro.

PEP. A ver si no lo tengo de ver negro si me han suspandido de una asignatura.

MARQUÈS. Oh, con lo aplicado que eres... ¿Y cómo ha sido?

PEP. Ya se lo asplicaré el día que viene, porque ahora astoy atabalado con lo del congreso.

MARQUÈS. ¿Qué congreso?

PEP. El del Pesesé.

MARQUÈS. Ay, tienes razón. Ya se me había olvidado.

PEP. Me han alagido dalagado y tengo de aparparar mi ponensia.

MARQUÈS. Ah, claro: vas a defender los dos añadidos que presentaste, ¿no? ¿Han superado el pase por comisión?

PEP. Aquello del darecho de raprasantasión no me lo han admitido. Yo me acogí a la cláusula del “sostanella y no ammandalla”, pero me la rabatieron.

MARQUÈS. ¿Y lo del conjunto musical?

PEP. Esto sí que ha colado. Mire si tira adalante que ya hase dos meses que astamos ansayando. Hemos formado dos sacsiones: la del rapartorio folclórico, que intarpratará piesas como “Los Sagadores” y “La santa ampina”, y la más seria, que se ancargará de cantarme el “Jalisco” y estas cosas.

MARQUÈS. Ya te hará falta, ya, con la oposición que tienes.

PEP. ¿Qué oposisión?

MARQUÈS. Caramba, todos aquellos militantes que tú mismo me reconocías un día que si los llamaras te recibirían con cajas destempladas.

PEP. No sé si son dastampladas o qué, pero las cajas las tanemos todas nosotros. Y incluso algunos de los dasidentes aún pagan la cuota, los gamarusos.

MARQUÈS. Sí, pero hay otros que no te digo nada. Por lo que leo en el Diario de Sentmenat, el joven Laure...

PEP. Huy, el Laure siempre laura por su cantón.

MARQUÈS. Bueno, quien dice Laure dice tantos otros que no te miran con buenos ojos. Por ejemplo, Florencio...

PEP. El Floren es un carajote, hombre.

MARQUÈS. ¡Hay que ver los piropos que echas a tus antiguos compañeros!

PEP. Es que me han hecho parder la pasiensia.

MARQUÈS. Será lo que sea, pero me da la impresión de que en tu pueblo...

PEP. Que también es el suyo, sañor marqués.

MARQUÈS. No, yo soy de la ciudad condal. Pues me da la impresión de que allí tienes contrariada a mucha gente.

PEP. Y yo me lo tiro a la aspalda. Mire, la custión es que durante el congreso me podré antravistar con el Salastino Corbacho, que con él tengo muy bueno.

MARQUÈS. Y con Bustos, me imagino.

PEP. A éste ya lo veo cada día. Yo le habblaba del Corbacho porque ahora pasa la sammana a Madrit y nos viene un poco dasavinente de ancontrarnos. ¿Que no sabe que es menistro?

MARQUÈS. ¿Por quién me has tomado? ¡Pues claro que lo sé!

PEP. Bueno, pues, como que ahora nos vemos muy de tanto en tanto, quiero aprovachar la ocasión y mirart a ver si me ratrato a su costado.

MARQUÈS. Ah, ya vi tu foto en El Periódico con la señora Fernández de la Vega.

PEP. ¿Y qué le parasió? ¿Eh que hasía pachoca?

MARQUÈS. Quedaste muy natural, la verdad. Quizá sacabas un pelín de pecho, pero casi no se notaba.

PEP. Ya vará cómo con el Salastino quedo más bien.

MARQUÈS. Oye, ¿por casualidad ese Salastino que tú dices es de la familia de la madre Salastina que me mentabas el otro día, la de los polvos?

PEP. Ay, no me haga pansart en la Fransuás, que me pongo a sacart aspurnas. Bueno, adiós. (Clic.)

MARQUÈS. Pues sí que va achispado, el mozo.

12.7.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Llamps i trons i pedregada


MARQUÈS. ¿Qué hay, Pepín? ¿Qué te cuentas de bueno?

PEP. De bueno, nada.

MARQUÈS. ¿Y eso?

PEP. Tengo un..., ¿cómo se dise?..., un racargolamiento a la pansa...

MARQUÈS. Un retortijón de tripas.

PEP. Sí, esto mismo, un ratortijón de astripas que me hase ver la padrina.

MARQUÈS. Tal vez sean resabios del atracón de forraje que te pegaste el otro domingo.

PEP. Sí, rasabios... ¡Ya le darán! Ahora que habbla de rasabios, mi basabio dasía: “Ayer vay taní un antoco, y ahuoy an toco las consacuensias.” Y esto es lo que me pasa a mí. (Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrup.) ¿No ha santido el tarrabastallo?

MARQUÈS. No he apreciado nada.

PEP. ¿No siente de tanto en tanto un asclafido que parese que salte la tapa del sielo? (¡Buuuuuuuuuuummmmmm!)

MARQUÈS. ¡Huy, ahora sí! ¿Qué ha sido?

PEP. ¿Lo ve cómo no le angañaba? Es el contrabajo, que me hase pasar las de Caín.

MARQUÈS. Además, se oye un runruneo continuo.

PEP. Mire, como que nos tanemos franquesa se lo asplico tal como suena. (Pufffffffffffffffffff.) Nada, que ayer por sanar la Fransuás me hiso secas con butifarra, y, es claro, ahora viene el rabomborio. Y este rumrum somuerto es porque por pracausión me he colocado el astractort a la altura de la dascarga para dasipart el bafo. Es una aspesia de gasoducto de astar por casa.

MARQUÈS. Ya veo que he llamado en mal momento.

PEP. Hombre, sí, es un momento dalicado para las vasitas. (¡Plaffffffffffffffff!) Esta tamborinada me hase pansar con aquella poasía que nos han ansañado a clase de ratórica: “Con dies cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela, un valero bargantín.”

MARQUÈS. Tu sí que estás hecho un buen bergante. ¿No sabes que estos excesos no te convienen?

PEP. ¿Qué quiere que le diga? Cuando te ponen dalante un plato asís, no tienes aturadort. Oh, y de la babida no le digo nada. Ponido a babert, hasta me babí el antandimiento. (Parrrrrrrrrrrrrrrup.)

MARQUÈS. Un poco de moderación, José, que ya no estás para esos trotes.

PEP. El mal es que tan sólo nos anracordamos de santa Úrsula cuando truena.


MARQUÈS. De santa Bárbara, querrás decir.

PEP. Bueno, sí, de santa Bárbara. (¡Barrabuuuuuuuuuuuuummmmmmmm!) Sañor marqués, lo tengo de dajart, que el ascusado me raclama. (Clic.)

MARQUÈS. Excusado estás. Y que Dios te ben... No me ha oído. De todos modos, ni falta que hace: es un bendito.

5.7.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Confessions de bocamoll


MARQUÈS. Joselín, te he llamado tres o cuatro veces y no ha habido forma de contactar contigo.

PEP. Yo ya sabía que ustet me astaba asparando con candalitas, pero toda esta sammana he astado atrafagado y casi no he parado al daspacho.

MARQUÈS. ¿Cómo fue lo del domingo?

PEP. Hisieron una aspesia de comedia bufa para ridiculisar su augusta parsona.

MARQUÈS. Ya me lo temía.

PEP. El Jaime Doliente hasía de ustet.

MARQUÈS. ¿Y qué ocurría durante la obra?

PEP. Figuraba que le hasían un judisio y como tastimonios hasían comparaser toda la fargalada: la condesa de Múnsters, la no sé qué de Montcada y Reixac y hasta el mismísimo Franco.

MARQUÈS. ¿Y a cuento de qué, todo esto?

PEP. No lo sé: no pude saguirlo bien.

MARQUÈS. ¡Cómo! ¿No estuviste allí?

PEP. Sí, pero de aquella manera.

MARQUÈS. A ver, ¿cómo se puede estar en un sitio de aquella manera?

PEP. Pues que para pasar dasaparsabido me tuve de camuflart.

MARQUÈS. Bueno, pero el camuflaje no te impediría seguir la función, digo yo.

PEP. ¿Que no? ¿Sabe aquello que disen las novelas de ladrones y sarenos, que la major manera de ascondert una cosa es dajarla en un puesto bien a la vista? Pues lo mismo me pasó a mí, que muchos se piensan que astoy como una cabra, y disfrasándome de cabra no me raconosió ninguno.

MARQUÈS. ¿Y eso qué tiene que ver con poder seguir la función?

PEP. Hombre, ya me dirá: amorrado a la paca –y conste que no es ninguna alusión a mi sañora–, venga comer farraje y más farraje. Cogí un amboldrego que en toda la sammana no lo he paído. Y, es claro, como que astaba de aspaldas al asanario, no podía saguir bien el argumento. Es como si me hubiesen tanido ansarrado en las ascorts.

MARQUÈS. ¿Dónde?

PEP. Nada, es un chiste que se me acaba de acudirt.

MARQUÈS. Chiste o no, José, retira ese término de tu vocabulario.

PEP. ¿Por qué?

MARQUÈS. ¿Tú sabes lo que son las escorts?

PEP. Es claro que sí: unos corrales y también el nombre de una barriada de Barsalona.

MARQUÈS. Quia, hombre.

PEP. Ah, pues yo siempre he dicho las ascorts, igual que digo las astidoras, las astovallas, las...

MARQUÈS. Mira, tú eres un mozalbete casto y puro como la flor de la azucena, y no debes mancillarte la boca con estas procacidades. ¿A que te casaste de blanco?

PEP. Bueno, yo sí que me caría casart así, pero la Fransuás se ampañó –y, habblando de paños, nunca tan bien dicho–, pues se ampañó que me casase de punta en blanco. Y yo, como que aquello de de punta en blanco me sonó como una clara ansinuasión, me parmití la lisensia de haserme bien asmolar la punta a fin y afecto de poder dart en el blanco. Más que nada por no haser mal papel a la hora dasisiva.

MARQUÈS. No me cuentes estas intimidades, José, que para eso están los confesores y los psiquiatras. La cuestión es que llegaste inmaculado al tálamo nupcial.

PEP. Mire si me casé immaculado que hasta el Pacha me ragaló una madredediós de Murillo para que la pusiese a la paret de nuestro dormitorio.

MARQUÈS. Por cierto que no me invitaste a la boda. ¿Dónde celebrasteis la ceremonia?

PEP. A cal Millonario, que no son bromas, ¿eh? Yo caría hasta incluso pasar la luna de miel en aquel casalisio. Imagínese: con aquellos árboles del jardín me habría ido de primera para hasert el salto del tigre.

MARQUÈS. Pero no fue posible, claro.

PEP. No, no fue posibble. Ahora, ya aparparé mi tramoya. Me había comprado de ascondidas de la Fransuás unos calsonsillos laonados de aquellos que tienen buata por dalante para marcar paquete. Ya en la habitasión, me ascondí en el armario para ponérmelos, y de pronto salgo del armario tapado sólo con una bata de las de astilo japonés. La Fransuás, al contamplar mi astampa, se cadó parpléjica y suspiró: “¡Qui mono!” Antonsas yo, viendo camino aspadito para pasart al ataquen, saaaaaaaaaaas, me saco la bata y me quedo en taparrabos. Pero ella cayó dasplomada como un saco de patatas. Se ve que al parcatarse del bulto cogió un patatús. Ante aquella situasión, yo me dacanté por la dalicadesa y ampasé a cantarle suavamente: “Tengo una muñeca vastida de asul, con su camisita y su canasú. La saqué a paseyo y se me ancostipó; la tengo a la cama con mucho dolort.” Y a madida que se ravifaba, yo le iba calmando el dolor que tanía. Fue aquello que se dise de panícula.

MARQUÈS. ¡Qué ternura!

PEP. Ella tanía mucho picort, y yo le ponía polvos talco allí donde le cosía.

MARQUÈS. Sí, claro.

PEP. Es que donde astén nuestros polvos, sañor marqués, que se ratiren los de la madre Salastina.

MARQUÈS. Vaya. ¡Y yo que te creía inocentón!

PEP. Sí, dígame tonto. Sañor marqués, tira más un pelo del coño que una récula de caballos.

MARQUÈS. ¡Habrase visto! ¡Esto son palabras mayores!

PEP. Y sólo para mayores de diesiocho años. Ápali, hasta más vert. (Clic.)

28.6.08

DIÀLEGS DE CORTESANS, amb una cortesana entremig


MARQUÈS. ¿José?

PEP (estrafent la veu). Hmmmmm. Momento.

(Dos minuts més tard.)

SECRETÀRIA. ¿Digui?

MARQUÈS. ¿Don José Cifuentes y Heredia de Salazar?

SECRETÀRIA. No hi és. ¿De part de qui?

MARQUÈS. ¿Cómo dice?

SECRETÀRIA. Que no está. ¿De parte de quién?

MARQUÈS. De don Joaquín, marqués de Sentmenat.

SECRETÀRIA. No va a estar en toda la semana.

MARQUÈS. Pero ¿no ha sido él quien ha contestado al teléfono?

SECRETÀRIA. Se equivoca: era el conserje.

MARQUÈS. ¡Pero si he marcado el número de su despacho!

SECRETÀRIA. Sí, sí, claro, esto no se lo niego, pero era el conserje, que estaba en su despacho quitando el polvo.

MARQUÈS. Oiga, aparte de que le he reconocido la voz, sepa que los conserjes, por más que estén en el despacho de un jefe quitando el polvo, no descuelgan el teléfono.

SECRETÀRIA. Bueno, es que el que tenemos aquí es algo especial, porque se trata de un alto cargo ahora jubilado y que para redondear la pensión hace este trabajo suplementario. Como usted comprenderá, es una persona de toda confianza y revestido de plena autoridad para descolgar teléfonos.

MARQUÈS. Es una explicación abracadabrante.

SECRETÀRIA. Será todo lo abracadabrante que usted quiera, pero así es.

MARQUÈS. Dígale que se ponga al aparato.

SECRETÀRIA. ¿Quién, el conserje?

MARQUÈS. No: José.

SECRETÀRIA. Que diu que t’hi posis.

PEP. Sí, oi. Després del moc que em va fotre la setmana pasada... L’hi diré tot a la Fransuàs, ja vorà.

SECRETÀRIA. Que dice que se lo va a contar todo a Fransuás, ya verá, ya.

MARQUÈS. Ah, pues que le dé recuerdos de mi parte.

SECRETÀRIA. Que diu que li donguis records de part seva.

PEP. No, si a sobre encara se’n fot.

SECRETÀRIA. Dice que encima aún se recochinea.

MARQUÈS. ¿Qué tengo que hacer para que me perdone?

SECRETÀRIA. Que diu que a vere què ha de fer perquè el perdonis.

PEP. ¡Que què ha de fer! ¡Que se’n vagi a parir panteres, això és el que ha de fer!

SECRETÀRIA. Josep, però és que dius unes coses que no les puc traduir.

PEP. ¿I per què has de traduir res, tu? Enraona-li en català, dona. ¡Sempre hem de ser nosatros els d’afluixar! ¡Si no t’entén, que el bombin! ¿No veus que aquest és un collons de botifler?

MARQUÈS. No hace falta que usted me lo traduzca porque lo he captado todo.

SECRETÀRIA. Llavors, ¿jo que haig de fer? És que estic entre dos focs i rebo de banda i banda.

MARQUÈS. Por favor, señorita, dígale que se ponga al aparato.

PEP. ¡Que no, que no i que no!

SECRETÀRIA. Diu que no, que no i que no.

MARQUÈS. Hala, Pepito, no seas así. Simplemente el otro día pequé de sincero. Señorita, hágame caso: póngale el aparato al oído, que voy a susurrarle un par de palabras conciliadoras.

SECRETÀRIA. Jo ja no sé a qui haig de creure. Au, Josep, sisplau, posa-t’hi.

MARQUÈS. Joselín, no te lo tomes así, hombre. Mira, en cuanto nos veamos voy a comprarte un helado de tres bolas, ¿te parece?

PEP. ¿I ara què busca, vostè?

MARQUÈS. Que hagamos las paces, nada más que esto.

PEP. Es que el otro día me ofandió mucho.

MARQUÈS. Pues retiro lo dicho y ya está.

PEP. ¿Y qué aspera de mí?

MARQUÈS. Que no me dejes en la estacada, José, que soy hombre al agua. ¿No estás al corriente de lo que traman contra mí?

PEP. Sé cuatro vagadades.

MARQUÈS. Existe un complot para abolir los censos. ¿Te parece poco?

PEP. El otro día me la hiso muy gruesa.

MARQUÈS. Por lo que más quieras, ayúdame. No les basta con la ley de la memoria histórica, que ahora organizan una fiesta del buen recuerdo. Tienes que jurarme fidelidad.

PEP. ¿Yo a ustet?

MARQUÈS. Pues claro. No va a ser yo a ti. Anda, coge una biblia.

PEP. Pero si aquí no gastamos bibblias de ninguna clase.

MARQUÈS. ¡Habrase visto! ¡Una sede oficial del gobierno y no tener biblia! Bueno, pues coge un sucedáneo.

PEP. ¿Y qué es un susadáneo?

MARQUÈS. Pues algo que equivalga a una biblia. ¡Si serás zoquete!

PEP. Voy a ver si por allí sircula alguna cosa que haga el hecho. Un sagundito, ¿eh, sañor marqués? (Al cap de tres minuts.) Mire, lo único que he podido ancontrart es una hoja diosasana que la Jartrudis llavaba al bolso.

MARQUÈS. Déjate de zarandajas y atiende a mis instrucciones. Híncate de hinojos.

PEP. ¿El qué?

MARQUÈS. Que te pongas de rodillas.

PEP. ¿Y a dónde voy a irt a buscart un raclinatorio?

MARQUÈS. ¡Que te pongas de rodillas, he dicho!

PEP. Bueno, bueno, calma. Ya me tiene de rodillas.

MARQUÈS. ¿Estás dispuesto? Empecemos, pues. Abrenuncias Satanae?

PEP (silenci).

MARQUÈS. Venga, di “abrenuncio”.

PEP. Abernuncio.

MARQUÈS. Et omnibus operibus eius?

PEP (nou silenci).

MARQUÈS. Di “abrenuncio”, hombre.

PEP. Abernuncio.

MARQUÈS. Et omnibus pompis eius?

PEP. Mire, sañor marqués, yo esto no lo veo nada claro.

MARQUÈS. ¿No dijiste que en latín ibas muy aventajado?

PEP. Sí, pero esto del pompis aún no me ha salido, y, no sé, me hase muy mala aspina todo esto. Me pienso que ustet se propone ajarsert el darecho de cuja sobre nosotros los machos.

MARQUÈS. ¡Di “abrenuncio” de una maldita vez!

PEP. Bueno, hombre, bueno, ya abernuncio.

MARQUÈS. Acabas de sellar conmigo un pacto de vasallaje que no podrás romper so pena de lesa majestad y alta felonía. Cuidadito con tus insurrecciones, monín. Hasta la próxima. (Clic.)

PEP. ¡Ay la madre del Tano! ¿Dónde me he matido, ahora?

20.6.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Els plats pel cap


MARQUÈS. ¿José?

PEP. Dígame, sañor marqués.

MARQUÈS. Perdona que me haga pesado, pero acabo de leer en vestra web el artículo titulado “Oposición de la oposición” y no he podido contenerme. Vais por muy mal derrotero.

PEP. No tire andirectas, que ya veo por dónde va. Ustet quiere rafragarme por los morros la darrota que tuvimos a las munisipales.

MARQUÈS. No, si me refiero a la deplorable impresión que dais con vuestros escritos. En este que ahora te comento, justo en el primer párrafo, ya empezáis con una frase inconclusa.

PEP. ¿Y esto qué es?

MARQUÈS. Pues una frase que empieza pero no termina, que se pierde a medio camino.

PEP. Es que, sañor marqués, tiene de haserse cárrago que con este gobierno de darechas no damos abasto: cada ves que nos raunimos se nos gira una pila de faena y plagamos a las tardientas. Por esto, cuando la ajacutiva de Barsalona nos dio un golpe de mano poniendo a nuestra disposisión el Harmanagildo, dijimos a bodas nos convidas. Pero ahora, por lo que ustet me cuenta, ya veo que esto no va latín.

MARQUÈS. Tenéis que hacer un viraje radical.

PEP. Me han dado rafarensias de un técnico muy bueno que se dise Matías Galí, pero yo, como que ya astoy ascarmantado, tengo miedo que no me salga llueca. ¿Ustet sabe si es de fiart?

MARQUÈS. No me suena de nada.

PEP. A mí me lo han ponido por los núboles. Pero es aquello que dises: ¿y si te sale invartido?

MARQUÈS. ¿A un homosexual quieres poner? Ni se te ocurra, ¿eh?

PEP. No, que digo que mucho Matías Galí y a la majort al final rasulta un Galí Matías, todavía paor que el Harmanagildo. Te ancarranquinan una arracada de éstas y quedas bien sarvido. Ascuche, pansándolo bien, ¿a ustet no le intarasaría ser nuestro asasor político?

MARQUÈS. No sé, voy a consultarlo con la almohada.

PEP. Hombre, sañor marqués, esto es una abajada garrafal de pantalones. Yo no soy chanófabo, pero ustet que sus antapasados lavantaron un castillo para luchar contra los moros, que ahora me venga con que tiene de consultarlo con una almohada, ¡esto ya es el acabosa!

MARQUÈS. Pero ¿qué te crees tú que es una almohada?

PEP. Pues una aspesie de mora.

MARQUÈS. Quita, hombre. Es un cojín.

PEP. ¿Un cojín? ¿Como estos que yo hago sarvir para aposantar mis ratrancas?

MARQUÈS. Anda, no seas grosero. Es un oreiller, que decís en francés.

PEP. ¿Un oreiller?

MARQUÈS. Consultar algo con la almohada significa reflexionar detenidamente sobre un asunto.

PEP. Así, viene a ser lo mismo que en dialecto dasimos dormir-hi. Es la manera de raflaxionar que a mí más me agrada.

MARQUÈS. Pero es que vuestro problema es grave. Todo vuestro discurso es una sarta de contradicciones que no cuelan.

PEP. Deme ajemplos, a vert.

MARQUÈS. Echáis en cara a este gobierno el que haya encargado un estudio sobre la viabilidad de la residencia de ancianos en..., ahora no recuerdo el nombre.

PEP. Sí, a cal Millonario. O a cal Dalmasio, como disen algunos.

MARQUÈS. Y vosotros insistís en que debe hacerse en...

PEP. A Can Parico, sí.

MARQUÈS. Y no paráis de repetir que variar de planes es derrochar el dinero. ¿Pensáis armarla gorda por ello?

PEP. Mire si sará gorda que ya hemos bautisado el paraje como Can Parico de los Palotes, como si fuese la de San Cantín. Y prasisamente astoy ascribiendo un artículo insandiario que se titula “¡Más madero, que es la guerra!”.

MARQUÈS. Y cuando tú encargaste aquella maqueta de la residencia en el Padrón sólo para ganar las elecciones, ¿eso no fue tirar el dinero por la ventana?

PEP. Esto lo ha sacado de un ascrito del Rubio.

MARQUÈS. No sé, no lo recuerdo, pero...

PEP. A mí ya me sube la mosca a la narís, con el Rubio este. Mire si es mala pécora que mis abogados astán astudiando si le ponemos una carella. Le caerá el poco pelo que tiene y se va a antarar de lo que vale un peine.

MARQUÈS. ¿Va a salirte a cuenta enzarzarte en pleitos?

PEP. Ya lo sé: tantas cabesas, tantos sombreros. También hay compañeros del partido que me aconsejan que haga como aquél: “Por aquí me entra, por aquí me sale y por aquí...” Y suerte que ustet no ve a dónde me asañalo.

MARQUÈS. En definitiva, esto es un asunto que os concierne a vosotros. Yo lo que intento decirte es que vuestra credibilidad está por los suelos, porque una cosa es predicar y otra dar trigo. Como cuando acusáis a los convergentes de contratar a personas allegadas o del partido. Pero ¿es que no te acuerdas, mastuerzo, de que el primer enchufado en el ayuntamiento democrático fue tu padre?

PEP. ¡Pssssssssst! ¡No habble tan alto, que nos santirá todo el mundo!

MARQUÈS. Pero si eres tú quien grita ahora.

PEP. Porque ustet me hase salfurart.

MARQUÈS. Total, que uno que ha ejercido el nepotismo y el clientelismo por sistema no es el más indicado para censurarlo.

PEP. Ya veo que hase como los otros, que se han confabulado contra mí para atacarme de todas bandas.

MARQUÈS. Es que os lo ganáis a pulso, caramba. Y otra cosa: veo que os referís con cierto retintín a la política cultural del nuevo gobierno. ¿Por qué no contribuyes tú a enriquecerla con aquellas famosas charlas que dabas en la biblioteca?

PEP. ¿Quiere dasir cuando habblaba de las novelas del Pabblo Austero?

MARQUÈS. Exacto. ¿Cómo es que las prodigabas tanto durante la precampaña electoral y ahora has enmudecido de repente?

PEP. Ustet ya no es el de antes, sañor marqués.

MARQUÈS. Hablas también de...

PEP. Habblas, habblas... Ascuche, que en el partido somos yo y much...

MARQUÈS. Vengo observando que siempre pones el yo por delante. ¿No sabes que esto es de muy mala educación?

PEP. Ya parcuraré raformarme. Bueno, pues somos yo y muchos otros y muchas otras militantes y militantas. Por sierto que en las pasadas alacsiones janarales sacamos mil y tantas paparetas a favor nuestro.

MARQUÈS. Sí, y le recrimináis a CiU que oculte los datos. Pero vosotros hacéis otro tanto cuando los resultados os son desfavorables. Por ejemplo, por lo que atañe a la cosecha de votos que obtuvisteis en las municipales pasáis como sobre ascuas.

PEP. ¿Se nos ve damasiado el latón?

MARQUÈS. ¿A ti qué te parece? Bueno, pues antes de que me interrumpieras iba a decirte que denunciáis las ausencias demasiado prolongadas que hace el personal de la plantilla municipal para desayunar. Esto es una nimiedad, comparado con...

PEP. Es claro que sí. Y lo mantengo.

MARQUÈS. Pero si cuando tú eras alcalde compaginabas otros dos cargos con tu horario de trabajo. E incluso me han dicho que disponías de chófer particular, que casualmente era el mismo que colocaste como secretario tuyo en el ayuntamiento.

PEP. Esto son anraonías que no tienen ningún fonamento.

MARQUÈS. Luego señaláis el afán de protagonismo de los gobernantes actuales. ¿Te has mirado alguna vez al espejo?

PEP. ¿Por qué?

MARQUÈS. Porque tú salías diez y doce veces fotografiado en un mismo número del boletín municipal. Y, en otro orden de cosas, me han comentado a menudo que en aquellas excursiones que organizaba el Imserso tú te presentabas un día en donde fuera, en Valencia o en Fuengirola, para compartir una cena con los jubilados y largarles un discurso de los tuyos. Hombre, si esto no es afán de protagonismo...

PEP. No sañort, es afán de astart en compañía de mis consiudadanos, que es muy difarente.

MARQUÈS. Hasta fechas recientes, en la web del PSC de Sentmenat figuraban como únicos cargos José Vilaró y Françoise Domínguez. ¿No sois tú y tu mujer?

PEP. Glups.

MARQUÈS. Y esto a ti no te parece afán de protagonismo.

PEP. ¿Sabe qué? Giremos hoja.

MARQUÈS. Yo creo que, por el bien de vuestra formación, conviene que te retires. Ya va siendo hora de que procedáis al relevo. Desde el advenimiento de la democracia, no has sacado los pies del ayuntamiento.

PEP. Por aspiritu de sarvisio.

MARQUÈS. Pero el votante conoce el paño y no es tan pazguato como para dejarse atrapar en vuestras redes.

PEP. ¿Qué, ya hase como el Rubio, que me trata de llagasta?

MARQUÈS. Oye, no sé quién es ese Rubio ni me interesa. Si te hago estas consideraciones es por tu bien, no para chincharte, ¿me entiendes?

PEP. Ustet me quiere jubilart antes de hora. Mire, yo soy sosialista hasta el muelle del hueso y esto del ajarsisio político lo llevo a la masa de la sangre.

MARQUÈS. ¿Es que no te das cuenta de que por este camino no vais a recobrar nunca más el poder?

PEP. Todo se hará a su dabido tiempo. Para que se ampape, ya astamos maquillando, como quien dise, el Pedro Castilloviejo, que ahora es sagratario janaral, para cuando tenga de salirt en púbblico como cabesa de lista de nuestra formasión. Pero, la vardat, nunca me hubiese asparado de ustet una puñalada como la que hoy me ha clavado.

MARQUÈS. Bueno, ¿hacemos las paces?

PEP. ¡Es que me ha dicho de muy gruesas!

MARQUÈS. Firmemos el armisticio y no se hable más. Venga, chócala.

PEP. No, si hoy ya hemos chocado damasiado.

MARQUÈS. ¿Amigos como siempre?

PEP. ¡Ay Sañort: hemos vanido a este mundo a padasert!

MARQUÈS. Ya verás cómo mañana se te habrá pasado el enfado. Adiós, y que descanses. (Clic.)

PEP. Que en pas dascanse, ha carido dasirt.

13.6.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Trifulgues periodístiques


MARQUÈS. ¿José?

PEP. Hola, sañor marqués.

MARQUÈS. Perdona que el otro día te colgara el teléfono tan de sopetón.

PEP. Es que me daspachó a la fransesa, ¿eh?

MARQUÈS. Me reclamaban por el otro teléfono. Oye, ya he dado un vistazo a vuestra web.

PEP. ¿Y qué le ha parasido? ¿Eh que nos ha cadado chuli?

MARQUÈS. No está mal. Veo que incluso tenéis un foro, con una zona de reflexión sobre lo divino y lo humano...

PEP. Hase pachoca, ¿no? Es un similar como instalarse al hotel y que te ofrescan una sauna.

MARQUÈS. De todas formas...

PEP. ¿El qué?

MARQUÈS. Pues que..., ¿cómo te lo diría yo?..., que tiene sus peros. Si aceptas un consejo mío, no os metáis en honduras.

PEP. ¡Qué Honduras ni qué Tagusigalpas! Nosotros aquí sólo valamos por el bien y la posparidat de los siudadanos, que se rasume y compendia en Libarté, Agalité y Fratarnité. Ya sé que a ustet esto le puede contrariart, pero los prinsipios son los prinsipios.

MARQUÈS. No, si a mí, mientras no me toquen el cobro de censos...

PEP. ¡Qué cosas de dasir, sañor marqués! Los prinsipios pueden ser los prinsipios, pero los sensos de ustet no se los va a tocar nadie. ¡Hasta ahí podíamos llagart!

MARQUÈS. Ah, ya he observado que con esta frase me hacéis un guiño.

PEP. ¿Se ha dado cuenta, pues?

MARQUÈS. Hombre, uno no deja de ser avispado. Te llamo porque encuentro que tendríais que reformar algunas cosas. Por ejemplo, decís que vuestro órgano informativo tendrá periodicidad bimensual. Esto me sorprendió. ¿Sois conscientes de lo que significa el término?

PEP. Hombre, esto lo sabe hasta el gato de casa.

MARQUÈS. Tu gato tal vez sí, pero tú... ¿De veras que va a salir dos veces al mes?

PEP. ¡Apa aquí! ¿Que se piensa que tanemos diarreya mantal?

MARQUÈS. Pues bimensual significa precisamente esto.

PEP. ¡Y ahora! Pero ¡qué dise!

MARQUÈS. Tal como lo oyes. Debíais haber puesto bimestral.

PEP. ¡Ya me la han fraído otra ves! ¡Es que no me puedo rafiar de ninguno! De saguro que es el camándulas del Harmanagildo.

MARQUÈS. No sé quién es ese sujeto.

PEP. Uno que domina el güíndous y se ancarga de la radacsión. Como que todos astamos atrafagados, el partido nos pone a disposisión un aspasialista en informática. Pero lo que es éste nos monta cada sidral que hase frialdat.

MARQUÈS. Bueno, que no cunda el pánico. Pero tenéis que esmeraros en transmitir buena imagen; de lo contrario vais a convertiros en el hazmerreír de todo el mundo. Ahí tienes un detalle que ya apuntaba vuestro amigo Florencio...

PEP. ¿El Florensio, amigo nuestro? ¡Ni habblart!

MARQUÈS. Bueno, será lo que quieras, pero señalaba que no hay ni un solo artículo que vaya firmado. Y llegáis al extremo de... Mira, sin ir más lejos, el titulado “Lecciones de democracia” es un cúmulo de barbaridades. Para empezar, está plagado de mayúsculas: que si Señores, que si Señoras, que si Socialistas, que si Sentmenatenses... Y lo más curioso es que esto mayormente ocurre con la ese inicial. Parece el complejo de la serpiente, que era enana y alzaba la frente. Pues bien, en medio de tanta mayusculitis, por dos veces escribís convergencia y unión con minúsculas. ¿No será que queréis hacerlos pasar por las horcas caudinas?

PEP. ¿Por las qué?

MARQUÈS. Bueno, tú lo llamarías “el adrasadort”. Pero prosigamos. Luego os quejáis de que Convergencia os llame “los señores del PSC, con un claro desprecio hacia las señoras del PSC”, apuntáis vosotros.

PEP. Y es claro que sí. Esta tal Nuria Palomart es una machista. Parese mantida que haga de comadrona de mujeres.

MARQUÈS. Pero es que pocas líneas más abajo vosotros mismos ponéis “los socialistas del PSC de Sentmenat”, con lo que excluís a las socialistas. ¿No te das cuenta, zoquete, de que impones a los demás una norma que tú eres el primero en incumplir? Además, os estáis echando piedras sobre el propio tejado. A ver si las militantes se os sublevan.

PEP. ¡Ay si se antera la Fransuás, ella que es tan faminista! Es capás de dárseme de baja del partido.

MARQUÈS. Oh, y la cosa no para ahí, porque con eso de “los socialistas del PSC” parece que dais a entender que también puede haber socialistas de CiU.

PEP. ¡Mire que se lo tengo dicho, al Harmanagildo: “Pone los sinco santidos en lo que hases, no nos hagas cadar como un trapo susio”! Pero, nada, ya veo que es picar hierro frío.

MARQUÈS. Y además, lo que te comentaba hace un momento: en este mismo artículo anónimo se os desliza un “estoy seguro”.

PEP. ¿Y qué mal hay?

MARQUÈS. Pues que es como si ahora recibiera una llamada telefónica y al preguntar quién es me respondieran: “Yo.” A ver, ¿quién es ese yo?

PEP. ¡Harrrrrrrrrmanagildooooooooooooooo! ¡Lo voy a astrangulart!

MARQUÈS. Bueno, no te sulfures, hombre. Pero al menos haz propósito de enmienda. Huy, suena el otro aparato. Adiós. (Clic.)

PEP. ¿Sañor marqués? Ya me ha volvido a colgart. ¡Vatúa el hombre! Y yo aguantando el cháfago, como el manchero.

6.6.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Èxit espaterrant


PEP. ¿Digui?

MARQUÈS. Oye, se ve que yo ya no cuento para nada. No te has dignado llamarme para ponerme al corriente de cómo se desarrolló el evento.

PEP. Ya me dispansará, sañor marqués, pero es que astoy astanuado: toda la sammana que voy de bólido, con el ajatreyo de las rauniones y dalibarasiones por sert a tiempo de proponert ammiendas parsiales a la ponensia congrasual del partido.

MARQUÈS. ¿Y qué enmiendas tenías tú que proponer?

PEP. Las que garantisan el darecho de raprasantasión.

MARQUÈS. ¡Cómo! ¿No tenéis reconocido este derecho?

PEP. En taoría sí, pero cuando te lees la letra manuda ves que se dejan lo más fonamantal.

MARQUÈS. ¿En qué consiste?

PEP. Pues es muy sansillo: yo que me he prasantado varias veses por arcalde, me considero con darecho a raprasantarme una ves más.


MARQUÈS. Ah, esto tiene que ver con el mote que te colgaron del Repitolete.

PEP. Tontarías. Y el darecho a formar grupos musicales tampoco astaba racogido, y hemos tanido de ravandicarlo nosotros.

MARQUÈS. ¿Y para qué va a haber conjuntos musicales en una formación política?

PEP. Porque si me salen unos dasmandados que me ascridasan como al Rajoy, por lo menos que yo pueda contrarrastarlos con un aquipo de hinchas. Ya desde ahora, y medio de amagatotis, astamos formando un conjunto de mariachis que saldrán a cantarme el “Jalisco, no te rajes”, en caso de nasasidat.

MARQUÈS. Estás en todo, ¿eh?

PEP. Hombre, bade.

MARQUÈS. Yendo a lo que iba, ¿qué tal vuestro mitin?

PEP. Ah, fanomanal.

MARQUÈS. ¿Hubo personalidades de peso?

PEP. La flort y nata. Y, ahora que habblo de la flort y nata, hasta vino el consajal de Cultura de Trampanillo para antragarme parsonalmente la flor marsida. ¡Tuve una alagría...!

MARQUÈS. Estaría ya, la pobre...

PEP. Hombre, me la llavaron disacada, a fin y afecto de franart el proseso de dascomposisión.

MARQUÈS. Entonces, ¿acudieron peces gordos?

PEP. Gordos, gordos..., dapende de cómo se lo mire. El prasidente Montilla hiso acto de ausensia, porque tanía un compromiso indaclinabble con un ambajadort. El Narsiso Sierra tampoco no pudo comparasert. Es claro, cuando tiene de alagirt entre Caja o faja, ya se sabe que se queda con la primera.

MARQUÈS. Pero ¿qué personajes de relieve asistieron?

PEP. Mire, el Bustos, por ajemplo. Prasisamente le dije que ustet no podía asistir porque a aquella hora le hasían un homanaje al Acuestre. Y él lo comparó con el Sit Capayadort.

MARQUÈS. ¿A mí o al Ecuestre?

PEP. A ustet, por dascontado. Al dasirle que ustet se hallaba al Acuestre le vino a la mamoria aquel verso que hase así: “Polvo, sudort y hierro, el Sit cabalga.” ¿Eh que es una buena ocurrensia?

MARQUÈS. No, si al final haremos buenas migas con ese Bustos. Así que estás satisfecho de como os fue todo.

PEP. Un axitaso apabullante de púbblico. ¿Sabe que le dasía que contábamos con siento sasenta y pico de parsonas? ¡Pues pasaban de tresientas! ¡Ma, qué jantada!

MARQUÈS. Y respecto al contenido, ¿qué?

PEP. A la hora de los parlamentos, yo antré a la carga contra Convargensia por la récula de incumplimientos que lleva acumulados. Daspués prasantamos el númaro sero de nuestro pariódico sibarnético. ¿Lo ha vasitado ya?

MARQUÈS. No.

PEP. Pues no sabe lo que se pierde. Canela fina, ¿eh?

MARQUÈS. ¿Cómo se titula?

PEP. ¡Aquí Astamos!


MARQUÈS. No me convence. Yo hubiera preferido ¡Hasta Ahí Podíamos Llegar! Es más rotundo, a la par que mucho más elocuente. De todos modos, miraré de echarle una ojeada.

PEP. Bueno, la cabasera es en catalán, pero el resto se antiende.

MARQUÈS. No hay problema. Ah, ¿y qué tal el asistente aquel de Sentmenat?

PEP. Huy, me amargó la fiesta.

MARQUÈS. ¿Y eso?

PEP. Como que siempre astá con sus rodolines, viene disparado a mí y me aboca: “El senyor Vilaró dos té ben plena la senalla, i ara que s’ha fet famós es posa a jeure a la palla.”

MARQUÈS. ¡Vaya mentecatez!

PEP. Era eso que disen un bombón anvaranado. Ya de antrada, lo del Vilaró dos iba con sagundas, porque rasulta que a Sammanat hay otro José Vilaró y a mí me trataba de sagundón. Se ve que ancontró que el picapica era magro y se vangó de esta vil manera. ¡Es muy de dasagradasido esto de morder la mano que te da de comert!

MARQUÈS. Olvídalo. El caso es que, dejando aparte este minúsculo contratiempo, todo os salió a pedir de boca.

PEP. Sí; pero, quieras no quie
ras, estas cosas te mortifican, y cuando llagué a casa aquella sátira del Visente aún me tanía ancaparrado. Suerte que la Fransuás, con su tacto aspasial, se me acuesta y me dise: “No te lo tomes así, papuchi.” Y yo, que con el rose me pongo incandasente, ya tiene que me abalanso sobre ella disiéndole: “¡Ay, mi cuchicuchi!”, y... Bueno, no le asplico lo damás porque la cosa dajanararía en un verde subido.

MARQUÈS. Ya me lo imagino.

PEP. Que le asaguro que no se lo puede llagart a imaginart.

MARQUÈS. Bueno, pues ya no me lo imagino, pero déjame en paz. Hala, hasta la próxima. (Clic.)

PEP. ¿Sañor marqués? Ha colgado. Que ya se lo imagina, dise. ¡Qué se tiene de imaginart, si cuando yo y la Fransuás nos ponemos al rojo vivo se funden hasta los plomos de la comunidat de vasinos!

30.5.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Míting


PEP. ¿Sañor marqués? Soy el José Sifuentes.

MARQUÈS. ¡Caramba! ¡Albricias, Joselito, por tu triunfo en los Juegos Florales!

PEP. Mire, mai menos, que dasimos en dialecto.

MARQUÈS. Hombre, no me dirás que no estás satisfecho.

PEP. Es claro que sí. Hasta el profasor layó la poasía a clase.

MARQUÈS. Y ha tenido una amplia difusión, por lo que yo sé.

PEP. Sí, y el de cal Ros la ha puesto a intarnet y todo. ¡El infalís! Con la bola que me tiene, y aún me hase el favor de pubblisitarme. Ascuche, yo le llamaba por dasirle que le asparamos al míting del sábado.

MARQUÈS. ¿Organizáis un mitin?

PEP. Sí, a las antigas naves andustriales de Taxtil Basós.

MARQUÈS. No sabes cuánto lo siento. No podré asistir, ya que precisamente para esa noche me preparan un agasajo en el Círculo Ecuestre.

PEP. ¡Macáchum dena!

MARQUÈS. ¿Qué ocurre? ¿No tenéis suficiente público?

PEP. De momento hay asagurada la asistensia de siento sasenta tres militantes de los alradadores, pero nos faltan sammanatencos. Y ya me tiene raclutando parsonal.

MARQUÈS. ¿No prevéis que vaya a asistir nadie del pueblo?

PEP. Ahora por ahora sólo hay uno de saguro, que es el Visente Jaumarete. Pero éste no sabes nunca si viene como aspía, para llavar platetes a Convargensia, o si tan sólo es por la manduca. Él llega, da un golpe de ojo a la sala, se acuesta al mostruario de picapicas y si ve un buen rapartorio se queda, y, si no, gira cola.

MARQUÈS. ¿Por qué no invitas a los militantes locales?

PEP. Huy, es que al Manolo Carbonero, al Juan Charrapeta o al Santi Vasino no los goso llamart, porque si los convidaba a la major me clavarían un miguel. Y a los del Diario de Sammanat tampoco, viendo cómo me tratan en su güep.

MARQUÈS. ¿No dicen que es un órgano plural e independiente?

PEP. Sará indapandiente de mí, porque ahora todos se me han mansipado.

MARQUÈS. ¿Tan mal anda el partido aquí?

PEP. Parese Godoma y Salmorra. Ahora mismo acabo de llamart al Juan Haradera, y también me sale con la ascusa de que tiene un compromiso.

MARQUÈS. Oye, que lo mío no es ninguna excusa.

PEP. Por supuesto, sañor marqués, ya me hago cargo. Yo lo digo por los que me tocan de serca. Ya haremos vanir gente de peso, de la misma manera que los de Convargensia, cuando organisan un acto, sacan el sancristo grueso, como el Gaspar Ticó y otras hierbas. ¡Pero, hombre, por lo menos que los afiliados locales se dejen vert!

MARQUÈS. Ya verás cómo comparecerán. Y, en resumidas cuentas, ¿en qué va a consistir el acto?

PEP. Bueno, nosotros aplicamos la fórmula Tamístocles.

MARQUÈS. ¿La qué?

PEP. Aunque parese el nombre de un político griego, son las primeras sílabas de una aspesie de cóctel. Ta quiere dasir tabarra, que son los discursos y estas cosas; mis, mistela; to, tocada de música y bailoteo; y cles, clespejos, que son unas pastas dulses para acontantar la cliantela.

MARQUÈS. Buena idea.

PEP. Es la doctarina amanisada con baile y piscolabis. Nuestros abuelos ya dasían que la letra con sangre entra, y nosotros hemos asparimantado que es totalmente sierto, siempre y cuando la sangre sea de toro.

MARQUÈS. En fin, que os vaya todo bien.

PEP. Esto pracuraremos.

MARQUÈS. Y no desfallezcas, hombre, que te veo algo proclive al desaliento. ¡Arriba esos ánimos!

PEP. Grasias, sañor marqués, grasias.

MARQUÈS. Hasta otra, pocholo.

10.5.08

Josep Vilaró obté la Flor Mústia als Jocs Florals de Tempranillo


Crec que dec als lectors una explicació del meu silenci. D’ençà que el 17 del mes passat, punxant una conversa telefònica entre el senyor marquès i el nostre eximi exalcalde, vaig saber que aquest havia presentat una obra seva als Primers Jocs Florals convocats per la Falisa, l’afer en qüestió m’ha mantingut enjòlit fins avui, intentant obtenir-ne una còpia per publicar-la aquí com a primícia. Vaig haver d’esperar fins a l’1 de maig, en què es feia públic el veredicte del jurat, i llavors..., ¡quina no va ser la meva decepció en veure que no s’hi feia esment de la poesia del nostre convilatà! L’endemà mateix vaig posar-me en contacte amb l’ajuntament de Tempranillo de Calatrava, que és on es va celebrar l’esdeveniment, i allà em van aclarir tot el misteri. Resulta que Josep Vilaró, a l’hora d’escriure l’adreça del destinatari, va posar al sobre –una equivocació la té tothom– “Trampanillo de ca la Trava”, i la missiva va arribar fora de termini. Això va obligar el jurat a fer pública, el mateix dia 1 de maig, la nota següent: “Habida cuenta de que, por un lamentable percance, una de las composiciones presentadas al certamen no pudo ser tomada en consideración a la hora de emitir el fallo, puesto que llegó a Tempranillo algo tardillo, el jurado decide otorgar ex aequo la Flor Marchita a la obra de don José Vilaró Capella que lleva por título Invactiva contra la primera adil del Ayuntamiento de Sammanat (provinsia de Barsalona, partido judisial de Sabadell), partanasiente a la formasión consarvadora y racsionaria Convargensia y Unión, por el vigor de su sátira, a la vez punzante y musculosa, y por su inestimable contribución a crear un lenguaje híbrido y transgénico de alta calidad literaria.” M’ha costat quart i ajuda d’obtenir-ne una fotocòpia, però tots els esforços són pocs si al final veiem satisfetes les nostres aspiracions. Des d’aquí, doncs, felicito l’autor pel seu èxit i l’animo dient-li que de més músties en reverdeixen i que cor per a una altra.

Heus aquí el text de la composició guardonada:


Aúnque janaralmente
no suelo astar de romanses,
hoy dadico unos romanses (1)
a mi propia pobblasión.

Al prinsipio yo pansaba
saguir, dale que te pego,
al Iriarte y Samaniego,
mas cambío de opinión.

Como que me agradan mucho
los versos del Aspronseda,
me va a ir como una seda
tomarlo como patrón.

Desde que me dasbancaron
del cargo de la arcaldía
yo trabajo noche y día
de jefe de oposisión.

Como autoridat suprema
tanemos una parsona
que es tal ves tan comadrona
como menda comadrón.

Se pasa las dose horas
del día casando moscas,
y, si astá gaira a las foscas,
dormiendo como un lirón.

Y es que, sin dasir mantida,
esta chica es una gata
que si filustra una rata
mata el rato y no el ratón.

Menos mal que a casa mía
tengo mi sañora asposa,
porque lo que es esta mosa
me produse rapulsión.

Para haser la rasidensia
no ha alagido Can Parico,
que es el puesto que le indico,
sino una triste mansión

llamada cal Millonario,
donde nuestros viajasitos
tandrán de haser sus pinitos
raspirando polusión.

Por esto le daré a esta
figaflor que siempre bada
una buena cuyarada
de jarabe de bastón.

Yo, de ahora en adalante,
le aviso a guisa de haraldo:
si es que no quiere caldo
va a taner trippla racsión.

Porque raservo a la niña,
si alguna ves viene en tromba
con una notisia bomba,
sansarradas de trombón.

Y pienso gritarle desde
datrás de cal Menna Chela,
con toda mi cliantela:
“¡Visca la ravolusión!”

Y adamás pienso chillarle
a la gradísima pilla:
“¡Por mí, que te den morsilla,
un buen choriso Ravilla
y un taco de salchichón!”

Por mucho que se proteja
la clepsa con ascafandra,
voy a aspulsarle la mandra
lansándole a discrasión
almandrucos de mandrón.


(1) Si aquí rimo con la misma palabra es porque me lo autorisa la reggla númaro 6 del manual que astudío, que dise que se puede rapatir la palabra cuando se amplea con significados difarentes.

18.4.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Estudis especialitzats


MARQUÈS. ¿Don José Cifuentes y Heredia de Salazar?

PEP. Un sarvidort.

MARQUÈS. Le llamaba para anunciarle...

PEP. ¿Que ya me lo han consadido?

MARQUÈS. ¿El qué?

PEP. ¿Con quién habblo, pues?

MARQUÈS. ¿Todavía no me reconoces?

PEP. Ah, el sañor marqués. No me las gaste, estas bromas, hombre, que yo ya tanía cuello abajo lo del premio de la Falisa.

MARQUÈS. ¿Quién dices?

PEP. La Fadarasión Aspañola de Lisansiados Institusionales y Salidos de la Administrasión, de la que formo parte.

MARQUÈS. ¿Tú eres licenciado?

PEP. Hombre, cuando pardí las alacsiones bien que me lisansiaron de arcalde.

MARQUÈS. Ah, claro, llevas razón.

PEP. Antonses me afilié a la Falisa, que es una antidat fundada por unos cuantos cargos del Pasoe cuando asclató aquello de Filesa.

MARQUÈS. ¿Y a qué se dedica?

PEP. Básicamente a protagert a los que nos cadamos sin trabajo. Pero también organisa actos culturales. Hase medio año convocó los Primeros Juegos Florales para los asosiados, y como que a mí me rondaba por la cabesa ascribirt una poasía satírica sobre el gobierno consarvador de nuestro puebblo, concursé con unos versos firmados bajo mi saudónimo de José Sifuentes. Y ahora, cuando ustet me habblaba con tanta prasopopeya, me pansaba que era para comunicarme que me habían daclarado ganadort.

MARQUÈS. Pues ya ves que de momento no.

PEP. Es que el primer premio astá dotado con mil sincosientos euros, que siempre hasen de buen ganart.

MARQUÈS. Yo más bien te llamaba porque para emitir un informe positivo sobre mi tercer plan urbanístico me exigís la presentación de los comprobantes del pago de las dos últimas anualidades de los tributos municipales, que precisamente ya adjunté entre los documentos de mi solicitud. Tienes que tenerlos tú por ahí.

PEP. Sé que su aspadiente lo coloqué en una carpeta vatónica, pero como que esto es can Garlanda me va a costar ancontrarla.

MARQUÈS. ¿La pusiste en una qué?

PEP. En una carpeta vatónica. Son aquellas que, cuando se les rompe la goma, la sacrataria las rasicla ligándolas con una veta. Como que aquí han radusido gastos y la ajeta ya no raja como antes, tanemos de rasiclart el matarial.

MARQUÈS. Bueno, pero te pondrás a buscarla.

PEP. Sí, pero de aquí a una sammana: entre las clases de matamáticas y las de la Nita astoy muy atrafagado.

MARQUÈS. Me cuentas de unas personas como si yo tuviera que conocerlas.

PEP. No, si la Nita es una asignatura. Cuando antré aquí como asasort nos antragaron un cuastionario con una ochantena de cosas y taníamos de asañalar las dies que nos daban más rapalús. Yo marqué nadar dabajo del agua, los caracoles a la patarrallada, el huevo como baila, Don Juan Tanorio, el jápening y cuatro o sinco más. Y como que también marqué el latín entre mis fobias, me aplicaron la Nita a esta materia.

MARQUÈS. Es que no sé de qué me hablas.

PEP. La Nita es la siggla de “Nonvis Ius? Tres Amphoras!”, que disen que significa “¿No quieres caldo? ¡Tres tasas!”. Es a dasirt, que como que yo tengo bola al latín, me lo hasen astudiart a fondo.

MARQUÈS. ¿Y vas progresando?

PEP. Ya ascribo frases anteras. Ahora que pasamos a la tarsera daclinasión hago ajarsisios como tradusirt el dinero del ladrón: eseris furfuris; la fuersa de la costumbre: visviris mosmoris; la ascarcha de la flort: rosroris flosfloris; la narís del ratolín macho de payés: narisnaris musmuris masmaris rusruris, y cosas por el astilo.

MARQUÈS. ¡Caramba! Veo que te defiendes.

PEP. Vamos a marchas forsadas, porque el año que viene ya nos toca astudiar dos obras de Sisarón: el Sueño de Asipión y el discurso contra Catalina.

MARQUÈS. Vaya, que por lo que veo estás entretenido.

PEP. Oh, y si la cosa se cadara en esto saría gloria.

MARQUÈS. ¿Aún hay más?

PEP. ¿Sabe que ahora astán con la polémica de la dasviasión del agua del Ebro a Barsalona?

MARQUÈS. Sí.

PEP. Pues me harán calculart a mí el caudal en hactómatros cúbicos y los séntimos que nos costará la broma.

MARQUÈS. Cuánta responsabilidad, ¿no?

PEP. Lo malo es que yo no sabía nada de potensias, oparasiones asponansiales, raíses y cosas de éstas. Yo, en el maso de Ansisa, las únicas raíses que conosía eran las radondas, como la ragalesia mismo. Cuando ya había dajado de irt a astudio, un día me habblaron de raíses cuadradas, y a mí todo aquello ya no me cuadraba, valga la paradójica radondansia. Y ahora, para acabarlo de radondeart, rasulta que también hay de cúbicas. No sé si es por el cambio climático o qué, pero todo se ha trasbalsado. Total, que ya me tiene astudiando de númaros como un dasasparado.

MARQUÈS. Estudia con denuedo ahora que eres joven, porque más adelante va a serte de gran utilidad.

PEP. Sí, mire, a la vajés siruelas, que disen.

MARQUÈS. Bueno, localízame esos documentos y los pasas sin dilación a la persona que me los ha reclamado.


PEP. Así se hará, no padesca. Tanto gusto, sañor marqués.


14.4.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Classes magistrals


MARQUÈS. Hola, José. Te llamé el pasado viernes y no estabas.

PEP. Dabía sert a clase.

MARQUÈS. ¿Dónde dices?

PEP. A clase. Como que en mi cargo de asasort immobiliario me hago un poco de ambolico con el sistema métrico dasimal, me han hecho cursart un máster de clarasía y un otro de jugglaría.

MARQUÈS. No entiendo nada.

PEP. Es que allí se astudía métrica. Si prasisamente esta asignatura me lleva por la calle de la amargura. ¿Ustet sabe lo que es apranderse de corasón todo esto del pirriquispondio y el prosalausmático?

MARQUÈS. Es la primera vez que oigo semejantes términos. Oye, me da la impresión de que te has metido en camisa de once varas, con estos estudios.

PEP. No me cadaba otra altarnativa. Cuando plagué de arcalde, a la Janaralidat me ofrasieron el cargo de adjunto sagundo a la subsagrataría de medio ambiente, pero yo les raspondí que o todo o nada. No lo antiendo, este visio que tienen de partir las cosas. Es como si te diesen la rasponsabilitat del área de Comersio y la de Babersio la adjudicasen a un otro.

MARQUÈS. ¿Y cómo te va?

PEP. Pues nos hasen ampollart un futral de cosas. Oh, y los daberes no son ninguna broma.

MARQUÈS. ¿También os ponen deberes?

PEP. ¡Hombre, como los buenos! El último que hemos hecho era de composisión. Taníamos de ascribirt un génaro de poasía que se dise anigma y haserla mano a mano entre dos, a verso por barba y por día. Uno deja irt una pista y el otro va astirando el hilo hasta que lo andavine.

MARQUÈS. Una especie de acertijo, vaya.

PEP. Ecolicuá. Yo ascogí de compañero el camarero del bart a donde voy a almorsart, que también sigue estos astudios porque quiere antrar de funsionario.

MARQUÈS. Ah, muy bien, muy bien.

PEP. Era una aspesia de reáliti chou, porque figuraba que el camarero pragunta al cliente, que soy yo: “¿Qué le apatese al muchacho?” Yo raspondí con una vagadat, para no darle pasasito: “Un cacho.” Antonses él volvió a la
carga: “¿Ancho, el cacho, o bien astrecho?” Ya me había atrapado, porque rasulta que aquello es astrecho pero no podía rasponder con esta palabra por la sansilla rasón que, como dise la reggla númaro sinco, todo término rima por dafinisión consigo mismo, y por tanto es inadmisibble rapatirlo. Tuve de racurrirt a un dicsionario de la rima, y al último ancontré la palabra adacuada: “Arrecho”, que significa tieso. Él que sí que, ni corto ni parasoso, pasa al contraataque: “¿Larguirucho como un nicho?” Me lo puso en bandeja, porque mi raspuesta era fásil: “Lo dicho.” Y él dale otra ves: “¿Crudo, este cacho, o bien cocho?” ¡Damonio de hombre! Yo no tanía ideya de lo que caría dasir cocho y tuve de anviart un meil a la Rayal Academia Aspañola para que me lo aclarasieran. Oh, y vigilando de no ponert una hache donde no corrasponde, porque hubiese hecho el ridículo más aspantoso.

MARQUÈS. Caramba, si que es complicado.

PEP. Cuando me antaré que cocho, en castallano antiguo, es cosido, le raspondí a mi rival: “Biscocho.” Aquí él ya se dio, porque llagábamos al final del ajarsisio y aún no había andavinado la solusión. De modo y manera que ramató con este verso: “Diga el nombre del conducho.” Pero el puñatero, con pardón, me clavó la última bandarilla hasiendo sarvirt una nueva palabra que tuve de buscart al dicsionario. Y al final yo que daclaro: “Un chucho.”

MARQUÈS. ¡Acabáramos!

PEP. Daspués le pusimos por título “Buen provecho” y la antragamos. En fin, que pasé muchas panalidades, pero valió la pena, porque el profasor nos puso un nueve y medio sobre dies, layó nuestro trabajo dalante de toda la clase y dijo que ascribíamos casi con tanta parfacsión como la Carmina Burana, que ya era la rapera.


MARQUÈS. ¿Quién es, una cantante de rap?

PEP. No, no. He dicho la rapera por no dasir la rapanocha en prasensia de ustet. El no va más, ¿me asplico?

MARQUÈS. Claro que sí. Bueno, hablando de otra cosa, yo te llamaba para notificarte que a la postre han aprobado mi solicitud.


PEP. Ah, ¿ve cómo mis buenos ofisios han sarvido de algo?

MARQUÈS. Cualquier día lo vamos a celebrar.

PEP. A ver si es vardat.

MARQUÈS. Sí, hombre, no pases cuidado. De momento te doy las gracias por tu gestión. Más adelante ya te recompensaré como mereces.

PEP. Astoy a la aspera, pues.

MARQUÈS. De acuerdo. Mientras tanto, aplícate a tus estudios.

PEP. Qué ramedio.

MARQUÈS. Hasta otra, querido José.

PEP. Adiós, sañor marqués.