12.1.08
DIÀLEGS DE CORTESANS. Retrobament
PEP. ¿Digui?
MARQUÈS. ¿José?
PEP. Sí, yo mismo.
MARQUÈS. Soy don Joaquín.
PEP. ¡Hooooombre! ¡Dichosas las orejas!
MARQUÈS. Te he andado buscando por tierra, mar y aire hasta dar contigo. Traté de localizarte por Sentmenat, pero en la alcaldía no supieron darme referencias tuyas. Pregunté entre tus compañeros de partido, y tampoco conseguí tus señas. Incluso uno, cuando pronuncié tu nombre, dijo en tono de chanza: “Ah, el Repitolete.” ¿Qué significa esto?
PEP. Es un motivo que me han sacado los dasafectos del partido. Anvidiosos, más que anvidiosos.
MARQUÈS. ¿Y por qué este nombre tan raro?
PEP. Bueno, es que en vigilias de las pasadas alacsiones habían muchos candidatos a la arcaldía, en mi partido. Antonsas por mayoría se dasidió hasert una aclarida por el sistema del pito-pito. Al prosadert a la votasión nominal y a mano alsada, cada uno raspondía: “Yo, pito.” Y cuando me tocó votart a mí, pronunsié solemnamente: “Pues yo, rapito.” Y por esto me han plantado este sambanito.
MARQUÈS. ¿Y qué es eso del pito-pito?
PEP. Es una poasía muy dalicada que hase así: “Pito, pito, colorito, ¿dónde vas tú, tan bonito?” Y figura que el otro rasponde: “A la Sierra vardadera...” Si le he de ser franco, esto de la Sierra vardadera me amosiona, porque se rafiere a la de arriba, ¿sabe?, la que hay la capilla de Santa Catarina, que es mi patrona por parte de madre. Pero la última ralla del verso lo astropea todo, porque rasulta que el Pito lo arreggla todo a base de pim, pom, fuera. Yo, esto de que dasanfunde la pistola y los vaya asbandiendo con un rayo de tiros como si astuviésemos al Oeste maricano y él fuese el Aspidi Gonsales, qué quiere que le diga, me ragira el astómago.
MARQUÈS. Aquí, en cambio, veo que te conocen por Josefino.
PEP. ¿A mí?
MARQUÈS. Por lo menos la chica que atiende al teléfono te llama así.
PEP. Ah, no, es un malantandido por parte de ustet. Si de caso ha dicho el José fino por distinguirme de un otro José que también trabaja aquí y que es muy barruero. Yo, al ravés, aquí me hago dasir José Sifuentes y Haredia de Salasart.
MARQUÈS. ¿Dónde trabajas exactamente?
PEP. Al Dapartamento de tan ensias de arcaldía.
MARQUÈS. ¿Tenencias, dices?
PEP. No, no: tan ensias. Cuando era arcalde me vaían tan ensia que ya me tanían rasarvado este cargo por si pardía las munisipales.
MARQUÈS. ¿Y eso de la ensia es algo halagüeño?
PEP. Hombre, tenga prasente que con ensia acaban casi todas las palabras nobbles, como aminensia, vuasensia, asalensia, prafarensia, atsetra, atsetra. A más a más, soy asasort immobiliario de la Diputasión.
MARQUÈS. ¿Inmobiliario?
PEP. Sí, porque dise que si alguna ves gobiernan los de Convargensia, al menos así no me podrán ratirar de la sirculasión.
MARQUÈS. ¿Trabajáis aquí los dos?
PEP. No, pero ahora no quiero habblar de esto porque si el Pascatero me tiene el taléfano antravanido ya he babido aseite.
MARQUÈS. ¿Quién?
PEP. El Andrés del Pes.
MARQUÈS. ¿Y quién es ese sujeto?
PEP. Un malandando.
MARQUÈS. Pero ¿quién?
PEP. Uno que me aspía y daspués lo pubblica en Año Nuevo, Nodrisa Nueva (también conosido por Saca Pecho), y firma con un falso saudónimo que un asperto en catalán madiaval me ha dicho que quiere dasirt “El Cuerpo me Ascuese de Sarna”.
MARQUÈS. Quita, hombre. ¿Cómo va a tenerte intervenido el teléfono un mequetrefe? Venga, di: ¿trabaja también aquí tu mujer?
PEP. No, a la Fransuás no la he podido colocar, pobresita. ¿Que no ve que aquí astá ampastado de pilaricos?
MARQUÈS. ¿Y ésos quiénes son?
PEP. Los davotos de la Madre de Dios del Pilart.
MARQUÈS. ¿Y qué tiene que ver lo uno con lo otro?
PEP. ¿Que no lo sabe que ésta dise que no quiere ser fransesa, que quiere ser capi-tana de la tropa aragonesa? Son todos unos chanófabos. No admiten la motocul-turalidat.
MARQUÈS. Bueno, ocasión habrá para encontrarle un buen empleo. Ahora ya sé dónde localizarte. Te llamo otro día, ¿eh?
PEP. Como siempre, sañor marqués, a su disposisión.
MARQUÈS. De acuerdo. Hasta luego.
PEP. Hasta más vert.
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