18.7.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Refrecs amb gent d’upa


MARQUÈS. ¿Qué, José, ya estás más aliviado?

PEP. Ay, sañor marqués, me pasé toda la mañana hasiendo viajes a cal Falipa. No cadé dascansado hasta que dasambuché la pastarada que llavaba al astómago.

MARQUÈS. ¡Qué groserías dices! Por cierto, ¿ya tienes lavabo exclusivo?

PEP. Mire, con aquello de las sarraduras que ustet me sugirió, aseite en una lus.

MARQUÈS. ¿Ves, hombre? ¿Y qué tal te van las cosas?

PEP. Malamiente.

MARQUÈS. No sé qué pasa que siempre lo ves todo negro.

PEP. A ver si no lo tengo de ver negro si me han suspandido de una asignatura.

MARQUÈS. Oh, con lo aplicado que eres... ¿Y cómo ha sido?

PEP. Ya se lo asplicaré el día que viene, porque ahora astoy atabalado con lo del congreso.

MARQUÈS. ¿Qué congreso?

PEP. El del Pesesé.

MARQUÈS. Ay, tienes razón. Ya se me había olvidado.

PEP. Me han alagido dalagado y tengo de aparparar mi ponensia.

MARQUÈS. Ah, claro: vas a defender los dos añadidos que presentaste, ¿no? ¿Han superado el pase por comisión?

PEP. Aquello del darecho de raprasantasión no me lo han admitido. Yo me acogí a la cláusula del “sostanella y no ammandalla”, pero me la rabatieron.

MARQUÈS. ¿Y lo del conjunto musical?

PEP. Esto sí que ha colado. Mire si tira adalante que ya hase dos meses que astamos ansayando. Hemos formado dos sacsiones: la del rapartorio folclórico, que intarpratará piesas como “Los Sagadores” y “La santa ampina”, y la más seria, que se ancargará de cantarme el “Jalisco” y estas cosas.

MARQUÈS. Ya te hará falta, ya, con la oposición que tienes.

PEP. ¿Qué oposisión?

MARQUÈS. Caramba, todos aquellos militantes que tú mismo me reconocías un día que si los llamaras te recibirían con cajas destempladas.

PEP. No sé si son dastampladas o qué, pero las cajas las tanemos todas nosotros. Y incluso algunos de los dasidentes aún pagan la cuota, los gamarusos.

MARQUÈS. Sí, pero hay otros que no te digo nada. Por lo que leo en el Diario de Sentmenat, el joven Laure...

PEP. Huy, el Laure siempre laura por su cantón.

MARQUÈS. Bueno, quien dice Laure dice tantos otros que no te miran con buenos ojos. Por ejemplo, Florencio...

PEP. El Floren es un carajote, hombre.

MARQUÈS. ¡Hay que ver los piropos que echas a tus antiguos compañeros!

PEP. Es que me han hecho parder la pasiensia.

MARQUÈS. Será lo que sea, pero me da la impresión de que en tu pueblo...

PEP. Que también es el suyo, sañor marqués.

MARQUÈS. No, yo soy de la ciudad condal. Pues me da la impresión de que allí tienes contrariada a mucha gente.

PEP. Y yo me lo tiro a la aspalda. Mire, la custión es que durante el congreso me podré antravistar con el Salastino Corbacho, que con él tengo muy bueno.

MARQUÈS. Y con Bustos, me imagino.

PEP. A éste ya lo veo cada día. Yo le habblaba del Corbacho porque ahora pasa la sammana a Madrit y nos viene un poco dasavinente de ancontrarnos. ¿Que no sabe que es menistro?

MARQUÈS. ¿Por quién me has tomado? ¡Pues claro que lo sé!

PEP. Bueno, pues, como que ahora nos vemos muy de tanto en tanto, quiero aprovachar la ocasión y mirart a ver si me ratrato a su costado.

MARQUÈS. Ah, ya vi tu foto en El Periódico con la señora Fernández de la Vega.

PEP. ¿Y qué le parasió? ¿Eh que hasía pachoca?

MARQUÈS. Quedaste muy natural, la verdad. Quizá sacabas un pelín de pecho, pero casi no se notaba.

PEP. Ya vará cómo con el Salastino quedo más bien.

MARQUÈS. Oye, ¿por casualidad ese Salastino que tú dices es de la familia de la madre Salastina que me mentabas el otro día, la de los polvos?

PEP. Ay, no me haga pansart en la Fransuás, que me pongo a sacart aspurnas. Bueno, adiós. (Clic.)

MARQUÈS. Pues sí que va achispado, el mozo.