25.7.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Delikatessen


MARQUÈS. Hola, José. La última vez que hablamos me dejaste intrigado con la noticia del suspenso.

PEP. Sí, de gramática castallana o aspañola.

MARQUÈS. Bueno, hombre, ahora le das un buen empujón y te presentas en septiembre.

PEP. Pero me queda el rau-rau.

MARQUÈS. ¿Qué es eso?

PEP. ¿Que no la sabe, aquella letra que hase: “Las vacas del puebblo ya se han ascapau. Rau-rau”? Pues el rau-rau quiere dasir que a este que canta la cansión, que figura que es el pastor de las vacas, le sabe muy grave que se le hayan asgarriado. Como a mí, que daspués de tanto sacrifisio me han dado calabasa.

MARQUÈS. ¿Tan mal te fue en el examen?

PEP. En el oral me dafandí muy bien, pero en el ascrito tuve un fallo que no me lo asplico.

MARQUÈS. Esto le pasa a cualquiera.

PEP. Nos padían que asprasáramos en todas las parsonas gramaticales estas dos frases: “¿Dónde astará mi carro?” y “Yo suelo taner migraña”. Cuando vi aquellas praguntas me dije: “Marramau. Aquí hay gato ascondido.” La primera era soplart y hasert ampollas. Y la sagunda también, sino que tuve un momento de afuscasión y raspondí así: “Yo suelo taner mi graña, tú sueles taner tu graña, él (o ella, o ustet) suele taner su graña”, atsetra, atsetra. Ya le digo que he cadado bien galdoso.

MARQUÈS. En fin, coraje y no te desanimes. Duerme bien, aliméntate bien y estudia con ahínco, que el día de mañana tienes que llegar a ser un hombre de provecho. ¿Ya observas una dieta sana?

PEP. Sí, sí.

MARQUÈS. Debes comer mucha verdura.

PEP. Mire, cuando yo era aprandiente en esto de la política ya me hise un tipo de irt a cal Varduro.

MARQUÈS. Tú ya sabes a qué clase de verdura me refiero. Y, sobre todo en esta época estival, te conviene consumir verdura fresca: fruta, ensaladas...

PEP. A mí tan sólo me pasan cuello abajo las rusas.

MARQUÈS. Quiero decir lo que tú llamarías amanidas.

PEP. ¡Huy, esto ni pansarlo!

MARQUÈS. Pero qué tonterías dices.

PEP. A ver si no: aquí tiene la amanida muscaria, que es mortal de nasasidat.

MARQUÈS. Tú verás. Pero como hagas locuras vas a estropear tu salud. El apetito no lo has perdido, supongo.

PEP. ¡Y ca! Si a uno se le hasen trañinas a la gargamella, antonsas sí que buena noche caracoles. Pero en mi caso no paligra.

MARQUÈS. Es que comiendo una vez al día fuera de casa...

PEP. Yo no voy mucho a los rastaurantes, ¿sabe?, porque tienen unos presios gastronómicos.

MARQUÈS. ¿Y cómo te las apañas?

PEP. Pues tirando de fiambrera.

MARQUÈS. Y comes de todo, claro.

PEP. Hombre, tanto como de todo... Nada de mandonguillas con patatas fraídas y estas chimplarías. Yo hago tal como dasía mi basabio: “Si a las guijas les falta un bullo, tanto me hase, porque no las tasto.” A mí me agradan los raquisitos, tal como me los aparparaba la mama. Ustet me pone un tarnasco con pantinellas, o una buena sarsuela –pero de las de pascado, ¿eh?, no de las filarmónicas–, y ya vará cómo paso los corchos.

MARQUÈS. Y en cuestión de dulces tampoco te quedas corto, ¿verdad?

PEP. Ni corto ni parasoso.

MARQUÈS. Bueno, pues cuando pase a verte ya te traeré unas golosinas. ¿Qué le apetecería a Joselín que le trajera su marquesito cuando vaya a visitarle?

PEP. Hombre, si se tracta de una amargensia, con una paparina de almendras rampiñadas ya paso. Ahora, si el obsequio tiene de aquivalert a un almorsar, pues chacolata dashecha con saquillos, por ajemplo.

MARQUÈS. No pases cuidado, que ya tomo nota.

PEP. A ver si tiene un datalle, hombre. Es que, ¿sabe qué me pasa?, que si veo que los otros andrapan y yo no, me naigo.

MARQUÈS. ¿Qué otras cosas te pirran? Venga, díselo a tu padrino.

PEP. Pues, qué sé yo..., me agradan los pedos de monja, los carquiñuelos con mistela, el pan de pallisco, la coca de ladrones, la miel y matón, las madujas con nata... Ah, y esto que disen que todas las masas pican es mantida podrida, porque a mí, por ajemplo, el pan no me va bien por la salut, pero en cambio el masa pan se me pone de primera.

MARQUÈS. Oye, ya estarás a punto de empezar las vacaciones, ¿no?

PEP. Sí, a final de mes ya lavanto el vuelo.

MARQUÈS. ¿Y cómo podré ponerme en contacto contigo si tengo algo que decirte?

PEP. Ya le doy el númaro de mi móvil. Pero para que el Pascatero no nos pueda aspiart –porque éste es un buscarrasones, y ya sabe cómo las gasta–, se lo digo según el código sacreto que ustet ya conose. Apúnteselo a la libreta: “Tribulete, matasiete y aspantaocho”. Ya lo sabrá dasifrart, ¿eh?

MARQUÈS. Creo que sí. Bueno, pues felices vacaciones y hasta la vuelta.

PEP. Es igual, hombre, ya se la puede cadart.