20.6.08

DIÀLEGS DE CORTESANS. Els plats pel cap


MARQUÈS. ¿José?

PEP. Dígame, sañor marqués.

MARQUÈS. Perdona que me haga pesado, pero acabo de leer en vestra web el artículo titulado “Oposición de la oposición” y no he podido contenerme. Vais por muy mal derrotero.

PEP. No tire andirectas, que ya veo por dónde va. Ustet quiere rafragarme por los morros la darrota que tuvimos a las munisipales.

MARQUÈS. No, si me refiero a la deplorable impresión que dais con vuestros escritos. En este que ahora te comento, justo en el primer párrafo, ya empezáis con una frase inconclusa.

PEP. ¿Y esto qué es?

MARQUÈS. Pues una frase que empieza pero no termina, que se pierde a medio camino.

PEP. Es que, sañor marqués, tiene de haserse cárrago que con este gobierno de darechas no damos abasto: cada ves que nos raunimos se nos gira una pila de faena y plagamos a las tardientas. Por esto, cuando la ajacutiva de Barsalona nos dio un golpe de mano poniendo a nuestra disposisión el Harmanagildo, dijimos a bodas nos convidas. Pero ahora, por lo que ustet me cuenta, ya veo que esto no va latín.

MARQUÈS. Tenéis que hacer un viraje radical.

PEP. Me han dado rafarensias de un técnico muy bueno que se dise Matías Galí, pero yo, como que ya astoy ascarmantado, tengo miedo que no me salga llueca. ¿Ustet sabe si es de fiart?

MARQUÈS. No me suena de nada.

PEP. A mí me lo han ponido por los núboles. Pero es aquello que dises: ¿y si te sale invartido?

MARQUÈS. ¿A un homosexual quieres poner? Ni se te ocurra, ¿eh?

PEP. No, que digo que mucho Matías Galí y a la majort al final rasulta un Galí Matías, todavía paor que el Harmanagildo. Te ancarranquinan una arracada de éstas y quedas bien sarvido. Ascuche, pansándolo bien, ¿a ustet no le intarasaría ser nuestro asasor político?

MARQUÈS. No sé, voy a consultarlo con la almohada.

PEP. Hombre, sañor marqués, esto es una abajada garrafal de pantalones. Yo no soy chanófabo, pero ustet que sus antapasados lavantaron un castillo para luchar contra los moros, que ahora me venga con que tiene de consultarlo con una almohada, ¡esto ya es el acabosa!

MARQUÈS. Pero ¿qué te crees tú que es una almohada?

PEP. Pues una aspesie de mora.

MARQUÈS. Quita, hombre. Es un cojín.

PEP. ¿Un cojín? ¿Como estos que yo hago sarvir para aposantar mis ratrancas?

MARQUÈS. Anda, no seas grosero. Es un oreiller, que decís en francés.

PEP. ¿Un oreiller?

MARQUÈS. Consultar algo con la almohada significa reflexionar detenidamente sobre un asunto.

PEP. Así, viene a ser lo mismo que en dialecto dasimos dormir-hi. Es la manera de raflaxionar que a mí más me agrada.

MARQUÈS. Pero es que vuestro problema es grave. Todo vuestro discurso es una sarta de contradicciones que no cuelan.

PEP. Deme ajemplos, a vert.

MARQUÈS. Echáis en cara a este gobierno el que haya encargado un estudio sobre la viabilidad de la residencia de ancianos en..., ahora no recuerdo el nombre.

PEP. Sí, a cal Millonario. O a cal Dalmasio, como disen algunos.

MARQUÈS. Y vosotros insistís en que debe hacerse en...

PEP. A Can Parico, sí.

MARQUÈS. Y no paráis de repetir que variar de planes es derrochar el dinero. ¿Pensáis armarla gorda por ello?

PEP. Mire si sará gorda que ya hemos bautisado el paraje como Can Parico de los Palotes, como si fuese la de San Cantín. Y prasisamente astoy ascribiendo un artículo insandiario que se titula “¡Más madero, que es la guerra!”.

MARQUÈS. Y cuando tú encargaste aquella maqueta de la residencia en el Padrón sólo para ganar las elecciones, ¿eso no fue tirar el dinero por la ventana?

PEP. Esto lo ha sacado de un ascrito del Rubio.

MARQUÈS. No sé, no lo recuerdo, pero...

PEP. A mí ya me sube la mosca a la narís, con el Rubio este. Mire si es mala pécora que mis abogados astán astudiando si le ponemos una carella. Le caerá el poco pelo que tiene y se va a antarar de lo que vale un peine.

MARQUÈS. ¿Va a salirte a cuenta enzarzarte en pleitos?

PEP. Ya lo sé: tantas cabesas, tantos sombreros. También hay compañeros del partido que me aconsejan que haga como aquél: “Por aquí me entra, por aquí me sale y por aquí...” Y suerte que ustet no ve a dónde me asañalo.

MARQUÈS. En definitiva, esto es un asunto que os concierne a vosotros. Yo lo que intento decirte es que vuestra credibilidad está por los suelos, porque una cosa es predicar y otra dar trigo. Como cuando acusáis a los convergentes de contratar a personas allegadas o del partido. Pero ¿es que no te acuerdas, mastuerzo, de que el primer enchufado en el ayuntamiento democrático fue tu padre?

PEP. ¡Pssssssssst! ¡No habble tan alto, que nos santirá todo el mundo!

MARQUÈS. Pero si eres tú quien grita ahora.

PEP. Porque ustet me hase salfurart.

MARQUÈS. Total, que uno que ha ejercido el nepotismo y el clientelismo por sistema no es el más indicado para censurarlo.

PEP. Ya veo que hase como los otros, que se han confabulado contra mí para atacarme de todas bandas.

MARQUÈS. Es que os lo ganáis a pulso, caramba. Y otra cosa: veo que os referís con cierto retintín a la política cultural del nuevo gobierno. ¿Por qué no contribuyes tú a enriquecerla con aquellas famosas charlas que dabas en la biblioteca?

PEP. ¿Quiere dasir cuando habblaba de las novelas del Pabblo Austero?

MARQUÈS. Exacto. ¿Cómo es que las prodigabas tanto durante la precampaña electoral y ahora has enmudecido de repente?

PEP. Ustet ya no es el de antes, sañor marqués.

MARQUÈS. Hablas también de...

PEP. Habblas, habblas... Ascuche, que en el partido somos yo y much...

MARQUÈS. Vengo observando que siempre pones el yo por delante. ¿No sabes que esto es de muy mala educación?

PEP. Ya parcuraré raformarme. Bueno, pues somos yo y muchos otros y muchas otras militantes y militantas. Por sierto que en las pasadas alacsiones janarales sacamos mil y tantas paparetas a favor nuestro.

MARQUÈS. Sí, y le recrimináis a CiU que oculte los datos. Pero vosotros hacéis otro tanto cuando los resultados os son desfavorables. Por ejemplo, por lo que atañe a la cosecha de votos que obtuvisteis en las municipales pasáis como sobre ascuas.

PEP. ¿Se nos ve damasiado el latón?

MARQUÈS. ¿A ti qué te parece? Bueno, pues antes de que me interrumpieras iba a decirte que denunciáis las ausencias demasiado prolongadas que hace el personal de la plantilla municipal para desayunar. Esto es una nimiedad, comparado con...

PEP. Es claro que sí. Y lo mantengo.

MARQUÈS. Pero si cuando tú eras alcalde compaginabas otros dos cargos con tu horario de trabajo. E incluso me han dicho que disponías de chófer particular, que casualmente era el mismo que colocaste como secretario tuyo en el ayuntamiento.

PEP. Esto son anraonías que no tienen ningún fonamento.

MARQUÈS. Luego señaláis el afán de protagonismo de los gobernantes actuales. ¿Te has mirado alguna vez al espejo?

PEP. ¿Por qué?

MARQUÈS. Porque tú salías diez y doce veces fotografiado en un mismo número del boletín municipal. Y, en otro orden de cosas, me han comentado a menudo que en aquellas excursiones que organizaba el Imserso tú te presentabas un día en donde fuera, en Valencia o en Fuengirola, para compartir una cena con los jubilados y largarles un discurso de los tuyos. Hombre, si esto no es afán de protagonismo...

PEP. No sañort, es afán de astart en compañía de mis consiudadanos, que es muy difarente.

MARQUÈS. Hasta fechas recientes, en la web del PSC de Sentmenat figuraban como únicos cargos José Vilaró y Françoise Domínguez. ¿No sois tú y tu mujer?

PEP. Glups.

MARQUÈS. Y esto a ti no te parece afán de protagonismo.

PEP. ¿Sabe qué? Giremos hoja.

MARQUÈS. Yo creo que, por el bien de vuestra formación, conviene que te retires. Ya va siendo hora de que procedáis al relevo. Desde el advenimiento de la democracia, no has sacado los pies del ayuntamiento.

PEP. Por aspiritu de sarvisio.

MARQUÈS. Pero el votante conoce el paño y no es tan pazguato como para dejarse atrapar en vuestras redes.

PEP. ¿Qué, ya hase como el Rubio, que me trata de llagasta?

MARQUÈS. Oye, no sé quién es ese Rubio ni me interesa. Si te hago estas consideraciones es por tu bien, no para chincharte, ¿me entiendes?

PEP. Ustet me quiere jubilart antes de hora. Mire, yo soy sosialista hasta el muelle del hueso y esto del ajarsisio político lo llevo a la masa de la sangre.

MARQUÈS. ¿Es que no te das cuenta de que por este camino no vais a recobrar nunca más el poder?

PEP. Todo se hará a su dabido tiempo. Para que se ampape, ya astamos maquillando, como quien dise, el Pedro Castilloviejo, que ahora es sagratario janaral, para cuando tenga de salirt en púbblico como cabesa de lista de nuestra formasión. Pero, la vardat, nunca me hubiese asparado de ustet una puñalada como la que hoy me ha clavado.

MARQUÈS. Bueno, ¿hacemos las paces?

PEP. ¡Es que me ha dicho de muy gruesas!

MARQUÈS. Firmemos el armisticio y no se hable más. Venga, chócala.

PEP. No, si hoy ya hemos chocado damasiado.

MARQUÈS. ¿Amigos como siempre?

PEP. ¡Ay Sañort: hemos vanido a este mundo a padasert!

MARQUÈS. Ya verás cómo mañana se te habrá pasado el enfado. Adiós, y que descanses. (Clic.)

PEP. Que en pas dascanse, ha carido dasirt.